La decisión asumida por la Opep de reducir la producción de crudo a partir del primero de enero de 2017, fue un hito clave durante 2016. Analistas coinciden en que se trató de uno de los acuerdos más importantes asumidos en materia petrolera en los últimos años.
El convenio, que consiste en retirar 1,2 millones de barriles por día del mercado para estabilizar los precios y revertir la incesante caída del valor del petróleo, no solo incluye las naciones que integran la Organización de Países Exportadores de Petróleo, sino que además se suman al pacto países productores independientes, como Rusia.
Para el analista petrolero Rafael Quiroz Serrano, el compromiso también hace recobrar a la Opep un protagonismo fundamental en el mundo petrolero. Este bloque, que oferta cerca de 35% del petróleo que se bombea a diario, entendió -dice Quiroz- que la única forma de reavivar las cotizaciones del hidrocarburo era asumiendo un recorte de producción de manera conjunta.
Pero 2016 también estuvo signado por una fuerte caída de los precios del crudo. Se estima que el valor del oro negro llegó a niveles de precios similares a los de 2004, cuando las cotizaciones alcanzaron precios en torno a los 35 dólares por barril, inclusive menos.
Venezuela protagónica. Otro factor señalado por analistas, es que Venezuela se convirtió en el impulsador de la medida de recorte, tras lo cual se mereció un reconocimiento de parte del secretario general de la Opep, Mohammed Barkindo, quien aseguró que por espacio de dos años Venezuela advirtió sobre la necesidad de adoptar medidas que contuvieran la alarmante caída de los precios y viajó por naciones Opep y No Opep en función de unificar un criterio.
La posición adoptada por Arabia Saudita es también un factor fundamental a mencionar dentro de lo que fue 2016. Este país monárquico que controla las decisiones en lo interno de la Opep, reconoció finalmente la necesidad de actuar y frenar el desplome de los precios del crudo.
Pero la lección fue dura. Los sauditas entendieron que dejar de percibir más de 96.000 millones de dólares en dos años puede terminar siendo un problema real para las finanzas de su país.
Arabia Saudita inclusive anunció un giro fundamental para la obtención de recursos distintos al petróleo al abrir su economía a la inversión privada.
Los resultados de este difícil 2016 dejaron abierta la posibilidad de que 2017 pueda ser contado en positivo. Para ello, sostiene el analista petrolero Fernando Travieso, será preciso que los países asuman rigurosamente sus recortes.