Sin sorpresas concluyó el proceso para escoger a la Junta Directiva de Fedecámaras para el período 2019-2020 encabezada por el abogado y empresario hotelero Ricardo Cusanno, e integrada por Carlos Fernández Gallardo, como primer vicepresidente; Fernando Cepeda, como segundo vicepresidente y Eduardo Garmendia, como tesorero.
Esta directiva previsiblemente será ratificada sin elección en la próxima Asamblea Anual, por lo que probablemente llegue hasta 2021, de acuerdo con los estatutos del máximo ente gremial del empresariado privado nacional.
El único cargo sujeto a competencia fue la segunda Vicepresidencia, para la que se postuló la ex titular de Consecomercio María Carolina Uzcátegui, pero, como estaba previsto, el equipo presentado por Cusanno sería elegido en pleno.
Esta nueva directiva de Fedecámaras enfrenta la crisis más grave en la historia del país y debe representar a un sector productivo reducido a un estado de postración, por lo que el nuevo presidente, Ricardo Cusanno, ha venido promoviendo la necesidad de que las empresas se organicen y desarrollen estrategias colaborativas de resistencia.
Esta gestión no representa ningún cambio radical en la orientación de Fedecámaras, porque se inscribe en la línea de sucesión consensuada en la que siempre ha tratado de mantenerse la institución, salvo algunos episodios en los cuales han surgido tendencias contrapuestas, o se ha tratado de introducir la polarización política en la dinámica gremial.
Después de la disputada elección de Pedro Carmona Estanga, en 2001, quien se confrontó duramente con el empresario Alberto Cudemus, las directivas sucesivas han sido electas por consenso. A partir de la presidencia de Jorge Botti, en 2011, hubo un apreciable cambio de discurso y orientación en Fedecámaras, que se consolidó en el mandato de su sucesor, Jorge Roig.
Sin duda, la organización gremial ha logrado recuperar, en este tiempo de crisis, mucho de su prestigio perdido y ha ganado una renovada influencia más allá del sector empresarial.
El ahora ex presidente de Fedecámaras, Carlos Larrazábal, se despidió satisfecho, según lo expresó durante la presentación de su Memoria y Cuenta, pero preocupado por el entorno económico del país.
Declaró que la economía venezolana registrará una contracción de 35% este año, una caída histórica, y no se ve ninguna política que permita plantearse una expectativa de recuperación.
El discurso de los empresarios destaca algunas ideas medulares:
– La lucha por defender los derechos económicos, como parte del cuerpo de los derechos humanos, especialmente la propiedad privada.
– La necesidad de incorporar a los gremios a los empresarios de todo el país.
– Abrir los canales de representación institucional a las pequeñas y medianas empresas, así como a los emprendedores.
– Participar activamente en el diseño de una nueva política económica de orientación más aperturista, que suponga, eso sí, un cambio radical de modelo económico.
– El respaldo institucional a una salida pacífica a la crisis política e institucional que restituya un estado de derecho democrático.
– La necesidad de formular políticas sociales eficientes, bien orientadas y que reincorporen a la población empobrecida a una condición de consumidores, con pleno ejercicio de su autonomía de decisión.
– Que se abandonen las políticas de controles abusivos y de inspecciones arbitrarias.
– Las empresas deben vincularse más orgánicamente a la sociedad, apoyando el desarrollo humano y cumpliendo un rol importante en el combate de la pobreza.