Las sanciones adoptadas por Estados Unidos contra Venezuela degradaron la crítica situación económica del gigante petrolero suramericano y aceleran el proceso de default de pagos de su deuda, que podría ocurrir esta semana, coinciden expertos.
Las últimas sanciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciadas el 24 de agosto complementan la lista lanzada en julio. Las medidas tienen el objetivo de cortar los financiamientos a Venezuela al bloquear el acceso a divisas extranjeras porque Washington considera “inaceptable” al gobierno de Nicolás Maduro.
“Las sanciones financieras implementadas en agosto son más significativas porque interrumpen toda nueva inversión directa en el país”, dijo Shannon O’Neill, del Consejo de Relaciones Exteriores.
Citgo, una compañía petrolera venezolana con sede en EE UU que actúa en el segmento de refinado y tiene puestos de venta de gasolina, tampoco puede enviar dividendos o beneficios a Caracas.
En este escenario, con relación a la reestructuración de la deuda anunciada el viernes por el gobierno, los economistas apuntan que podría estar comprometida a la vista de las circunstancias políticas.
El presidente Maduro ha puesto al frente de esa delicada misión a su vicepresidente, Tarek el Aissami, quien también es objeto de sanciones específicas por parte de Washington, que lo acusa de corrupción y relaciones con el tráfico de drogas.
Para el profesor Robert Kahn, de la Universidad Americana, en Washington, la única salida a esta crisis es un cambio de gobierno. “Es necesario un cambio en el liderazgo (…) Es necesario nombrar personas que no sean objeto de sanciones, que están dispuestas a reducir la presión sobre la población y reformar la economía”, añadió el académico.
En ausencia de un cambio, advirtió que Maduro tendrá dificultades de convencer a los acreedores, ya que las sanciones de Washington prohíben a ciudadanos o bancos estadounidenses adquirir nuevas obligaciones venezolanas o de la estatal Pdvsa.