El propósito general de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, aseguró ayer en una rueda de prensa que se deben ampliar los espacios de democracia en Venezuela y que su preocupación más grande es la crisis humanitaria que se vive en el país.
Hizo un llamado a todos los sectores de la sociedad para construir puentes de solidaridad que permitan aliviar el sufrimiento cotidiano de cada familia.
Luego de tres meses de ser elegido papa negro, el primer jesuita nacido fuera de Europa en convertirse en superior regresó a Venezuela y declaró sobre la situación actual de la nación.
“Lo que está a la vista no necesita anteojos. Aspiramos a aquella democracia que no tenemos. Estamos en esa lucha. Por supuesto que el hecho de que no haya voto o calendario electoral es uno de los síntomas más preocupantes de la falta de democracia en Venezuela”.
Agregó que en términos democráticos el camino de la política debe guiarse por la separación y equilibrio de los poderes, así como el reconocimiento de las diferencias: “No hay democracia si el sujeto no es el pueblo organizado, el pueblo como ciudadano, en el que la persona es capaz de encontrar espacios para el bien común, que lo pone como prioridad y que se organiza para que de verdad sea compartido por todos”.
Acerca de las acciones del Tribunal Supremo de Justicia contra la Asamblea Nacional, el padre jesuita destacó que si un poder no respeta a otro no existe democracia, por lo que ninguno debe cumplir funciones que no le correspondan. “En la medida en que esa maraña institucional se fortalezca es que será posible la democracia”, aseguró.
A su vez, rechazó cualquier manifestación violenta e indicó que hay otras maneras de presionar al gobierno: “La violencia ocasiona más violencia o mayores ejecuciones a la democracia de las que hay. Yo creo que cada institución y cada persona tiene que buscar una manera de contribuir a que encontremos los canales del entendimiento de un modo democrático”.
Diálogo debe ser continuo. El superior de los jesuitas destacó que el diálogo es uno de los elementos necesarios de la democracia y que, aunque no todos los procesos relacionados con este son exitosos, se debe valorar cada intento y retomarlo hasta que se logren los objetivos.
“Cuando la democracia funciona con normalidad, no hay que hablar de diálogo porque se hace diálogo constantemente. La democracia y la política funcionan así. Cuando empezamos a preocuparnos por el diálogo es porque nos está faltando ese instrumento importantísimo del quehacer político democrático. Los diálogos tienen que ser dosificados y la política tiene que conseguir lo que se puede. No es propio de una democracia tener presos políticos. Ojalá tuviéramos una Navidad sin presos políticos y sin insultarnos mutuamente buscando el modo de entendernos. Creo que los procesos de diálogo no se pueden dar por terminados nunca, la única manera de silenciar el diálogo es la guerra y no creo que ningún venezolano pretenda seriamente que esa sea la vía para encontrar la solución a la política”.
Sosa aseguró que quienes están negociando en el país deben escuchar a todos los venezolanos, a quienes no tienen comida, trabajo o acceso a las medicinas, puesto que ellos representan a las víctimas de este problema, y señaló que hasta que no se conmuevan con eso difícilmente se alcanzará el diálogo que se desea. Aprovechó la oportunidad para agradecer el esfuerzo del papa Francisco al crear una comisión que tuvo la función exclusiva de mediar y facilitar el desarrollo del diálogo en Venezuela y expresó que quisiera llevar esa ayuda a otros ámbitos que impliquen aliviar el dolor de la gente.
De la crisis y el sufrimiento. Como eje central de las acciones, el padre jesuita destacó que se debe construir un camino que permita superar la crisis sin divisiones. Acotó que la reconciliación es lo que más necesitan los venezolanos, por lo que debe estar más vigente que nunca.
“El balance social de Venezuela es dramático. Yo creo que no puede dejar indiferente a ninguna institución ni a ningún gobierno. No es justificable, por ningún motivo, anteponer razones ideológicas o razones vinculadas al ejercicio del poder en la vida de las personas, servicios básicos como nutrición, salud o educación. Tenemos que encontrar los canales para construir y dejar que nos ayuden. Yo creo que es una situación tan dramática que no solamente debemos preocuparnos por hacer algo interno, también debemos recibir ayuda de otra gente. La Iglesia católica y la Compañía de Jesús han ofrecido todo lo que se puede para contribuir al alivio de la gente”.