La cosecha de maíz blanco del año pasado fue de aproximadamente 400.000 toneladas, pero los requerimientos de la industria de harina precocida de maíz llegan a 1,6 millones de tonelada para poder abastecer el mercado, lo que indica que el maíz nacional cubrió la cuarta parte de las necesidades de consumo.
Aquiles Hopkins, vicepresidente de Fedeagro, informó que en 2013 en el país se producían 850.000 toneladas de maíz blanco y se satisfacía 60% del consumo. Lamenta que tres años después se cosechen apenas 400.000 toneladas, que equivalen a 25% del consumo. “La arepa de los venezolanos se está preparando con maíz importado”, aseveró.
Una de las consecuencias de las políticas erradas del Ejecutivo es que la intención de siembra para este año descenderá aun más porque nadie puede trabajar a perdida. “El cultivo de maíz no es rentable”, destacó.
El gobierno fijo el precio del kilo en 200 bolívares para el productor, que solo les alcanza para atender los costos. Mientras que la expectativa de los productores se situaba en 260 bolívares por kilo, lo que cubría costos y les permitía obtener una utilidad de 30%, aunque enfrentan una inflación que pasa de 500%. “Se le dio la espalda a los agroproductores nacionales, se decretó su quiebra y se les envío un claro mensaje. No tienen derecho de obtener rentabilidad por su trabajo”, expresó.
Afirmó que la medida no es un estimulo para los agricultores ni impulsa la producción nacional. Por el contrario, constituye “un plomo en el ala ante el nuevo ciclo de siembra”.
A pesar de que el sector mantiene una agenda de permanentes reuniones con el ministro de Agricultura, Wilmar Castro Soteldo, y el Consejo de Economía Productiva, según Hopkins el “diálogo es estéril y no ha generado los resultados esperados. El gobierno decide lo que le parece y las medidas son distantes de lo que se le propone”.
A su juicio, el Ejecutivo decidió obviar la realidad del campo y para este año alerta que se acentuará el déficit de la producción agrícola nacional y la escasez de alimentos. “El gobierno está en deuda con los proveedores internacionales de semillas y si no honra el pago no despacharan más. Además, el suministro de agroquímicos sigue monopolizados por Agropatria y ni siquiera están dando las cotizaciones porque no hay inventario”, dijo.
La oferta de semilla nacional ni siquiera alcanza para atender 10% de los requerimientos de los productores y las que hay disponible tienen bajo potencial porque se abandono el desarrollo tecnológico, aseguró.
Con respecto al maíz amarillo, en 2016 se produjo en el país un millón de toneladas de la demanda de 2,5 millones de toneladas, con lo que se consiguió abastecer 40%.