Las presiones sobre el tipo de cambio van en aumento en un ambiente donde se conjugan diversos factores que van desde las variables financieras hasta la contienda electoral.La imposibilidad de liquidar las operaciones del esquema oficial de suministro de divisas debido a las complicaciones con los bancos corresponsales en el exterior, crean las condiciones para que se potencie un mercado donde la inestabilidad y la especulación están a la orden del día.
El escenario está marcado por el debate político, la escasez de divisas debido a la caída de los precios del petróleo durante el primer semestre del año y la suspensión de subastas del Dicom. Una de las fórmulas académicamente asumidas para la determinación del tipo de cambio de equilibrio es la relación entre la liquidez monetaria y las reservas internacionales.
Actualmente esa operación arroja una cifra que se ubica en alrededor de Bs 3.500 por dólar; sin embargo, el precio del mercado alternativo es varias veces superior y marca las operaciones de la economía.
Esta trae como consecuencia que exista un escalada de precios que golpea a los sectores populares debido a las fallas de productos en los anaqueles, lo que trae consigo la generación de otro mercado negro, conocido ahora como el bachaqueo.
El comportamiento. En el tercer trimestre del año hubo un avance agresivo de 274% sobre el precio del dólar en el mercado alternativo. El mayor incremento se registró durante septiembre. Durante el noveno mes del año la cotización paralela de la divisa estadounidense subió 64% comparada con agosto.
El promedio de la variación intermensual del dólar alternativo en el tercer trimestre fue de 55%, siendo septiembre el factor que más la empujó al alza al registrar 64%, es decir, nueve puntos porcentuales por encima del promedio del período. En lo que va del mes de octubre, este mercado ha movido su variable 46,5%.
Unos factores. Uno de los elementos que inciden de manera importante en la presión sobre el tipo de cambio es la liquidez monetaria. Según las cifras del BCV, este indicador se encontraba al cierre de junio en Bs 22,479 billones y al finalizar septiembre en Bs 42,33 billones, lo que representa un crecimiento de 88% en tres meses. Allí se reflejan los aumentos del salario mínimo.
Por otra parte, en septiembre fueron suspendidas las subastas del Dicom, las cuales suministraban 26 millones de dólares semanales que representaban una ventana y un referente para algunas operaciones del mercado.
Otros factores. Además de estos elementos técnicos, existe lo que se ha denominado “la guerra económica”. La economista Pascualina Curcio refiere que la cotización paralela “es un arma de guerra” para desestabilizar la economía venezolana.
Asegura que el comportamiento de esta cotización es “completamente arbitrario y su intencionalidad es política; busca afectar a la población, específicamente a la clase obrera, mediante la distorsión del sistema de precios y el deterioro del poder adquisitivo. Esta arma no solo no afecta a los grandes capitales, especialmente a los transnacionales, sino que además les genera beneficios”.
Asimismo, señala que el aumento de la liquidez en el caso de la economía venezolana no es la causa de la inflación, y que es la respuesta ante “la inflación inducida que se está originando previamente y por causas distintas, en este caso por la manipulación del tipo de cambio ilegal”.
Las interpretaciones tienen sus fundamentos, y cada factor puede darle una lectura según sus percepciones; sin embargo, lo cierto es que existe un mercado cambiario con una presión incesante que impacta la cotidianidad de los venezolanos y que todavía espera una respuesta.