En un último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) llamado Monitor Fiscal, muestra que aumentar el gasto público en las economías avanzadas y de mercados emergentes podría ayudar a reactivar la actividad económica tras el derrumbamiento de la economía mundial más brusco y profundo de la historia contemporánea. También podría crear millones de puestos de trabajo directamente en el corto plazo y millones más de forma indirecta en el largo plazo. Un aumento de la inversión pública equivalente al 1% del PIB podría fortalecer la confianza en la recuperación e incrementar el PIB en un 2,7%, la inversión privada en un 10% y el empleo en un 1,2% si las inversiones son de alta calidad y si la actual carga de la deuda pública y privada no menoscaba la respuesta del sector privado a estos estímulos.
Argumentos a favor de un aumento de la inversión
Ya antes de la pandemia, llevábamos más de un decenio con la inversión mundial en niveles muy bajos, pese al evidente deterioro de carreteras y puentes en algunas economías avanzadas y las ingentes necesidades de infraestructuras de transporte, agua potable, saneamiento, etc. en la mayoría de las economías emergentes y en desarrollo. Ahora existen necesidades acuciantes de inversión en sectores fundamentales para el control de la pandemia, como la atención de salud, la educación, la seguridad de los edificios, la seguridad del transporte y la infraestructura digital.
El bajo nivel de las tasas de interés en todo el mundo también apunta a que es un buen momento para invertir. El nivel de ahorro es elevado, el sector privado se mantiene a la espera y hay muchas personas desempleadas que pueden ocupar los puestos de trabajo que se creen gracias a la inversión pública. La inversión privada es muy escasa, debido a la fuerte incertidumbre acerca del futuro de la pandemia y las perspectivas económicas. Por lo tanto, en muchos países ha llegado la hora de acometer inversiones públicas de alta calidad en proyectos prioritarios, lo que puede hacerse endeudándose a un costo reducido.
La inversión pública ser fundamental para la recuperación, ya que podría generar, de forma directa, entre 2 y 8 puestos de trabajo por cada millón de dólares gastado en infraestructuras tradicionales, y entre 5 y 14 empleos por cada millón gastado en investigación y desarrollo, electricidad verde y edificios eficientes.
No obstante, los proyectos de inversión pueden tardar en ejecutarse. Para que la inversión cree empleos ahora —que es cuando más se necesitan—, los países deberían impulsar el mantenimiento de las infraestructuras, siempre que se considere seguro. También es hora de empezar a reconsiderar y reanudar proyectos prometedores que se retrasaron por la crisis, de acelerar proyectos ya previstos para que se cristalicen en los próximos dos años y de concebir otros nuevos ajustados a las prioridades poscrisis.
Encontrar el equilibrio justo
Sin embargo, a algunos países les resultará endeudarse para invertir en vista de que las condiciones de financiamiento son restrictivas. Aun así, un aumento progresivo de la inversión pública financiada mediante deuda podría compensar a estos países, siempre que los riesgos de refinanciamiento de la deuda y las tasas de interés no suban demasiado y que los gobiernos escojan con acierto los proyectos de inversión. Es posible que los países también tengan que reasignar el gasto o recaudar ingresos adicionales para inversiones prioritarias.
Los países más pobres —especialmente en el contexto de los Objetivos de Desarrollo de Sostenible para 2030— necesitarán ayuda financiera de la comunidad internacional. Invertir en la adaptación al cambio climático es crucial, sobre todo en los países susceptibles a inundaciones y sequías. Ha habido ayuda oficial, pero los USD 10.000 millones asignados en 2018 se quedan cortos frente a los USD 25.000 millones de inversión que necesitan anualmente las economías de bajo ingreso, según estimaciones del personal técnico del FMI.
Fuente: Finanzas Digital