En 30,8% cayó el año pasado la ejecución de los gastos primarios reales del Gobierno, lo que evidencia la aplicación de una política de contracción fiscal sostenida durante el año 2016 y lo que va de 2017, apuntó la firma Torino Capital.
Los gastos primarios reales son todas las erogaciones operativas, corrientes y no corrientes, que concreta el Estado, durante el año de ejercicio fiscal, señala.
Puntualizan los analistas en su informe semanal que la reducción de gastos se observó por primera vez en junio, la primera mitad de 2016.
“Esta tasa de disminución se mantuvo durante todo el año y no mostró signos de cambio. Nuestra estimación preliminar para enero de 2017, basada en datos de las primeras tres semanas del mes, muestra una disminución de 47,8% respecto a 2016, y 66,1% con relación a 2015”, especifican.
Ampliaron, igualmente, que la política se mantuvo contractiva a lo largo de la segunda mitad de 2016, cuando el gasto real cayó 29,1% (frente a una contracción del 32,6% en el primer semestre), establecen.
“Si bien el mes de diciembre fue el único que mostró un crecimiento interanual, siguió una fuerte contracción (57,9%) en noviembre, haciendo que la tasa de contracción para el período de dos meses (36,5%) fuera mayor que la de los diez meses anteriores (29,1%)”, se lee.
De acuerdo a las estimaciones de Torino Capital, los gastos primarios presupuestados cayeron en términos reales en 25,3% similar pero ligeramente inferior al descenso del 30,8% observado en los gastos realizados durante el ejercicio.
Sobre la base de estos cálculos redujeron su estimación de déficit del PIB de 2016 en 1,2%, por lo que ubican la caída del Producto Interno Bruto en 7,5%, deducen.
“La diferencia en ambos períodos refleja una disminución en la tasa de ejecución presupuestaria, que se redujo de 92% a 86%. Sobre la base de los nuevos datos, redujimos nuestra estimación del déficit de 2016 hasta el 7,5% del PIB (del 8,7% anterior)”, explican
Sobre la inflación
Los expertos de esta firma, consideran poco probable que la economía nacional, caiga en un proceso hiperinflacionario.
“Utilizamos nuestras estimaciones de inflación basadas en modelos (inflación de final de período en 2016 de 406%, inflación promedio de 269%) para deflactar los datos del año pasado, en ausencia de datos oficiales de inflación. Si utilizáramos estimaciones alternativas de inflación, la contracción del gasto público real sería aún mayor,” detallan.
–“Por ejemplo, si utilizamos la estimación del Fondo Monetario Internacional para 2016 (inflación al final del período del 720%, inflación promedio del 476%), la disminución del gasto público real sería del 60,8%, lo que nos parece excesivamente grande”.
Consideran que la aplicación de una “política fiscal fuertemente contractiva” es que hace que la introducción de una hiperinflación de pleno derecho sea mucho menos probable. Por el contrario, lo que observamos a lo largo de 2016 y hasta ahora este año es un gobierno que ha llevado a cabo un drástico si no poco convencional ajuste fiscal y externo que ha equilibrado la cuenta corriente y reducido el déficit a un solo dígito’, afirman.
Superávit en 2017
“En nuestra opinión, el mercado sigue sobreestimando la probabilidad de un incumplimiento. De hecho, nuestros cálculos muestran que la economía tendrá un superávit de 1.000 millones de dólares en cuenta corriente en 2017, con necesidades de financiamiento sustancialmente menores a las observadas en los últimos años. Nos cuesta trabajo ver a un gobierno que continuó pagando su deuda incluso cuando el petróleo cayó a 22 dólares por barril (el precio de la cesta venezolana hace exactamente un año) con el petróleo a 45 dólares”, aseguran.
Estiman que los mercados han sobreestimado la posibilidad de un impago de deuda.