El sector privado afronta una situación inédita desde 2017 en la que los trabajadores abandonan los empleos muchas veces sin renunciar porque el ingreso no compensa los gastos para mantenerse en el sitio de trabajo, señaló Maryolga Girán, asesora laboral: “El problema de los empleadores ya no es el ausentismo por un día o dos a la semana, sino el abandono definitivo del puesto”.
Destacó que las empresas están alarmadas con la situación, los empleados se van sin avisar su decisión al empleador y sin cobrar las prestaciones sociales. Es un éxodo generalizado del que se salvan algunas pocas industrias porque tienen comedor y prestan el servicio de transporte.
Añadió que la falta de transporte público y del dinero en efectivo trae como consecuencia que los residentes de las ciudades dormitorio como los Valles del Tuy o Guarenas-Guatire, en el caso de la región capital, se pregunten si vale la pena seguir trabajando con tantos contratiempos.
Al problema se suma el hambre debido a la dificultad de llevar el almuerzo al trabajo, porque el salario y el ticket alimentación no alcanzan para comprar ni un pollo por la indetenible subida de los precios.
Una buena parte de los trabajadores que desertan emigran a otros países y otros prefieren quedarse en casa haciendo cosas diferentes, entre ellas el bachaqueo de productos de los CLAP, señaló.
Girán precisó que con la depauperación del salario, muchos trabajadores hacen continuos retiros parciales de las prestaciones sociales, fundamentalmente para comprar comida o los útiles escolares de los hijos, lo cual lleva a recibir liquidaciones muy bajas cuando culmina la relación de trabajo.
Marcela Máspero, coordinadora de la Unión Nacional de Trabajadores, denunció que las malas políticas económicas del gobierno han disminuido el aparato productivo del sector público y privado, lo que ha generado la destrucción de 4,7 millones de empleos en la gestión de Nicolás Maduro.
Los registros de los sindicatos de Unete muestran que 900.000 trabajadores se han ido del país, principalmente a Colombia. Sin embargo, la cifra puede llegar a 1,5 millones de trabajadores que han emigrado entre 2017 y lo que va de 2018 año por las difíciles condiciones socioeconómicas del país.