“El cacao venezolano todavía permanece como uno de los mejores, sino el mejor, y todos los productores mundiales están siempre pendientes de lo que generamos”, señaló el ingeniero Luis Valera, coordinador de buenas prácticas agrícolas de la Fundación Nuestra Tierra (Fundatierra).
El mes pasado se celebró el Día Nacional del Chocolate, iniciativa impulsada por la citada fundación desde hace cuatro años para resaltar y proyectar la valiosa labor de los chocolateros nacionales.
Valera señaló: “A nivel internacional está parada un poco la comercialización debido a las complicaciones con algunos países donde se vende por las sanciones económicas. Por otro lado la movilización de barcos, personas, aviones ha estado un poco parado debido a la pandemia de Covid-19. De hecho, el cacao comercialmente es más costoso aquí en Venezuela que en cualquier otro sitio en este momento. Ha alcanzado un precio interesante internamente debido a esa inmovilidad que tiene, pero todavía se discute el precio internacional”.
Por su parte, Leudys González, presidenta de Fundatierra, reconoce el trabajo de las personas que se destacan por sus productos con sello venezolano: “Contamos con excelentes maestros chocolateros que tienen la oportunidad de trabajar con cacao de calidad fino de aroma que les permite elaborar un gran alimento. Recordemos que es una actividad laboriosa donde el ingenio y el estilo particular se unen para crear deliciosas obras”.
La fecha que se escogió para la celebración se debe a que el 8 de junio de 1863 fue registrada la fábrica de chocolates La India. Otra de las razones que sobresale en esta celebración es la intención de crear conciencia para el consumo del buen chocolate.
Valera comentó: “El mercado del cacao artesanal en Venezuela desde el año 2010 tuvo un impulso con respecto al tema de la chocolatería artesanal, promovido por talleres, actividades y equipos para su fabricación. Desde ahí la gente se ha venido activando y conformando en emprendimiento. Inclusive durante la pandemia ha continuado sus labores”.
Fuente: Correo del Orinoco