El 64,4% de la población electoral señala que está dispuesta a acudir a votar en las elecciones parlamentarias que se van a convocar en 2020, mientras que 22,4% indica que se abstendría, según el más reciente estudio de la encuestadora Delphos para el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica «Andrés Bello» (Ucab).
Si se convocan unos comicios presidenciales, la disposición a ir a las urnas sube a 69,9% y el grupo de abstencionistas se reduce 18%, según el sondeo nacional con 1.200 entrevistas presenciales, cuyo trabajo de campo se realizó entre el 28 de octubre y el 12 de noviembre.
Curiosamente, en el escenario de unas elecciones generales -parlamentarias + presidenciales- la disposición a sufragar se parece mucho a la que existe para las parlamentarias, ya que la población dispuesta se ubica en 64,8% y el abstencionismo se ubica en 18,5%.
Básicamente, la intención de voto en la parlamentarias se afinca en el chavismo, que representa 23,4% del electorado definido políticamente, según este estudio de Delphos, pero cuya población está decidida a sufragar en 88% del segmento chavista-madurista y 69,5% del grupo de chavistas no maduristas.
En la oposición, que representa 40,2% del electorado definido políticamente, la historia es diferente. 57,7% de los opositores que dicen no respaldar la línea del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se manifiestan dispuestos a votar, mientras que en el sector que sí respalda al líder mayoritario, la participación sería de 66,5%.
En el grupo de los no alineados, 55,6% de los encuestados afirma que acudiría al llamado para elegir un nuevo parlamento.
Félix Seijas, director y fundador del Instituto Delphos, sostiene que, en este cuadro, el chavismo, que luce fuertemente erosionado en términos de respaldo popular, se hace competitivo y podría obtener una mayoría en el nuevo parlamento, cuya legislatura inicia en 2021.
Lo relevante de estos datos es que, a pesar del discurso claramente abstencionista del liderazgo opositor mayoritario, una mayoría clara de sus potenciales electores está dispuesta a ir votar de entrada. En el segmento no chavista, los niveles de abstención serían de 24,8% en el segmento no guaidocista; 23,2% en el sector pro Guaidó; y de 29% en los no alineados.
El peor escenario es un torneo electoral sin cambios de condiciones y con llamado a la abstención de los líderes opositores, en el cual solo 33,3% de los opositores acudiría a sufragar. Con un llamado a participar, la movilización a las urnas llegaría, en este sector, a 47,8%, con un 14,1% adicional que no está claro sobre si debe participar.
Con cambio en el CNE y observación internacional, el 64,6% de los opositores dice que seguro va a votar, mientras que 10,1% adicional se ubica en un «quizás si».
Para Félix Seijas, esta situación plantea una oportunidad para la oposición, si modifica oportunamente su estrategia.
– Camisa de fuerza –
Seijas apunta que la oposición se puso una «camisa de fuerza» con una estrategia que ha resultado inviable y demanda la salida del poder de Nicolás Maduro para aceptar cualquier convocatoria electoral, una condición que es innegociable para 20,7% de los encuestados por Delphos, y ocupa el segundo lugar después del cambio del CNE, entre los requisitos más valorados para participar.
Es evidente para el experto que la mayoría de la población claramente quiere una salida electoral a la crisis política, y ambos sectores políticos pueden pagar costos elevados por bloquearla de manera radical.
Las condiciones, no obstante, son adversas para la oposición por el control político-institucional que ejerce el gobierno de Nicolás Maduro, pero, de acuerdo con la opinión de Seijas, los principales problemas de la oposición son internos, pues necesita unidad para cualquier estrategia y debe tratar de modificar el discurso rápido y eficientemente.
«Hay que desmontar la línea de los tres pasos», señala.