El Congreso de Perú ha destituido este lunes al presidente, Martín Vizcarra, tras dos años y ocho meses en el cargo. La moción de censura por “incapacidad moral permanente” ha salido adelante después de que el mandatario esté siendo investigado por la supuesta recepción de sobornos a cambio de contratos de obras públicas entre 2013 y 2014, cuando desempeñaba el cargo de gobernador de Moquegua, en el sur del país. Se trata del segundo intento del Parlamento por desalojar a Vizcarra del poder, después de que hace tan solo dos meses los congresistas rechazaran otra iniciativa motivada por un supuesto delito de tráfico de influencias. El dirigente ha negado las imputaciones. “Me voy con la conciencia tranquila, la frente en alto y el deber cumplido. Hasta otra oportunidad”, ha asegurado Vizcarra en Twitter.
De acuerdo con la Constitución, se requerían 87 votos para destituir al jefe del Estado —dos tercios de la Cámara— y la moción superó con creces ese umbral al alcanzar los 105 votos a favor, frente a 19 en contra y cuatro abstenciones. También varios miembros y líderes de los grupos políticos que promovieron desde septiembre la salida de Vizcarra están investigados por lavado de activos, corrupción y otros delitos. El lunes apoyaron la iniciativa otros partidos como el Frente Popular Agrícola del Perú y algunos parlamentarios del izquierdista Frente Amplio. (https://www.iport.com/)
Este martes asumirá como presidente de transición el jefe del Parlamento, Manuel Merino, de Acción Popular, un político que tuvo un rol crucial en la primera moción para destituirlo en septiembre, pues permitió a un congresista —sobre el que pesan acusaciones constitucionales— que difundiera en un pleno del Congreso audios de conversaciones del presidente y su entorno sobre la contratación irregular de un amigo de Vizcarra como consultor del Ministerio de Cultura.
Pasadas dos horas de la votación, el jefe del Estado —acompañado de sus ministros— declaró que no tomará ninguna acción legal contra la destitución, pese a no estar de acuerdo con ella. “La historia y el pueblo peruano juzgarán las decisiones que cada quien toma. En el hemiciclo se ha impuesto no la razón, sino el número de votos: los representantes del pueblo aparentemente se olvidaron de a quién representan. No me escucharon, o si me escucharon, no me entendieron. Salgo del Palacio de Gobierno con la frente en alto como cuando ingresé hace 18 meses”, añadió.
El Congreso que ha derrotado a Vizcarra ha tenido una alta desaprobación desde que asumió funciones en marzo, tras la disolución del anterior. Su desempeño ha transcurrido en el mismo período de la pandemia —y la crisis económica y sanitaria que esta ha causado en Perú—, y se ha caracterizado por proyectos de ley populistas, que pugnaban por aprobar mayores porcentajes de retiro de fondos del sistema privado de pensiones —para que los ciudadanos afronten la emergencia o el desempleo—, y modificar las normas para que quienes aportan a la seguridad social estatal, recibieran fondos anticipadamente, aunque no hubieran pagado los años estipulados por ley. Un 64% de los encuestados por la firma Datum en octubre opinaba que había intereses políticos y personales en esos proyectos de ley. Por otro lado, tres de los grupos políticos que promovieron la vacancia tienen relación con universidades privadas que han sido clausuradas por no garantizar estándares mínimos de calidad, y tienen entre sus metas quitarle atribuciones a la entidad supervisora de la educación universitaria.
Fuente: Finanzas Digital