Los resultados de la Encuesta de Coyuntura Industrial, correspondiente al cuarto trimestre de 2018, reflejaron que el principal obstáculo para producir fue la caída en la demanda nacional, en un país sumido en un agresivo proceso hiperinflacionario.
De acuerdo con la encuesta 51% de los empresarios respondió que la baja demanda era el principal impedimento para su actividad productiva, seguido de la incertidumbre en el escenario político e institucional (30%), la falta de financiamiento y de divisas con 23%, y la competencia de productos importados (14%).
El muestreo se realizó en enero de 2019, por lo que la posibilidad de un cambio en las circunstancias políticas del país, mantiene a los empresarios manufactureros con la esperanza de que ese viraje pueda mejorar ostensiblemente la difícil situación por la cual atraviesa el parque industrial nacional.
De hecho, 42% de los industriales que participaron en el sondeo indicó que realizarán importantes inversiones en sus empresas si se da el cambio, señala una nota de prensa de la organización.
Durante 2018, 43,5% de la pequeña y mediana empresa, no realizó inversiones de algún tipo.
Esta realidad va acompañada del hecho de que empresas de sectores clave, como el tecnológico, reportaron fuga de talentos en el orden de 43%.
Esta condición limita las posibilidades de reconstrucción del aparato productivo, por cuanto es un personal que se ha formado y capacitado por años, con una cuantiosa inversión de recursos materiales y humanos, y que se ha preparado para asumir roles de importancia y vital interés en sus áreas específicas de especialización.
“Las empresas son la suma de las experticias del talento humano. De allí que sea difícil reponer el personal que ha perdido la industria como consecuencia de las migraciones originadas por la crisis del país”, dijo Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria.
El dirigente empresarial señaló que no ocurrir el cambio político continuará el proceso de desintegración del sector industrial, acentuado por la crisis eléctrica, y que ha afectado directamente a servicios básicos como el agua, la tecnología y las telecomunicaciones, incidiendo negativamente en el sector comercial, del cual depende el sector industrial para la colocación de sus productos.