La Asamblea Nacional Constituyente quedará disuelta en diciembre luego de tres años y medio de gestiones legislativas que favorecieron la continuidad y el reforzamiento del gobierno de Venezuela, según analistas.
Juan Manuel Track, politólogo y docente de la Universidad Católica Andrés Bello, explica que la Constituyente se convirtió de inmediato en una “simulación de Parlamento”, al asumir competencias legislativas y su rol de tomar decisiones que rivalizaban con las leyes y la propia Constitución.
“Su trabajo no ha sido otro que justificar medidas de gobierno. El ser la simulación parlamentaria de Maduro no le sirvió de mucho, porque no tuvo reconocimiento ni legitimidad, por la forma como fue convocada”, indicó en entrevista con la Voz de América.
Luis Salamanca, abogado y doctor en ciencias políticas, afirma que la Constituyente nació con “ilegitimidad de origen” y derivó en un organismo de partido único. “Inmediatamente, se le vio el queso a la tostada. Se vio que la iba a utilizar primero como un suprapoder para descabezar lo que quisiera y como un poder legislativo”, dice a la VOA.
Originalmente, la Constituyente duraría solo dos años. Un acuerdo político extendió formalmente sus labores hasta el 31 de diciembre de 2020. Su cese coincidirá con las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, en las que no participarán 27 partidos de la oposición.
Track, por su parte, coincide en que su cierre definitivo es el “resultado del cálculo de Maduro de que controlará en breve la Asamblea Nacional“.
“Ya la Constituyente es innecesaria”, advierte. Esa institución tenía como propósito original la redacción de una nueva Constitución nacional. Sus principales rasgos, sin embargo, han sido la aprobación de leyes incluso la autorización de persecución de opositores.
Track anticipa que ese organismo colegiado pudiera heredar al siguiente Parlamento un proyecto de enmienda de la Constitución.
Ese borrador, prevé, pudiera garantizar “un cierre mayor del sistema político desde el punto de vista de la participación de los partidos y de ciertos liderazgos que puedan ser una amenaza para el gobierno” de Maduro.
Salamanca no pierde de vista que la disolución de la Constituyente la haya anunciado Maduro y no Cabello, su jefe político. “Muestra la manipulación y dominio que Maduro tiene sobre los poderes públicos y cómo quiere fortalecerlos con la nueva Asamblea Nacional”, expone.
Fuente: Banca y Negocios