Mientras en las filas de los partidos democráticos se amplía cada vez más el consenso en torno a la necesidad de una salida negociada al conflicto institucional venezolano, en el oficialismo se alzan voces que ven las conversaciones, con mediación del gobierno noruego, como algo cercano a una claudicación innecesaria.
De ahí las señales contradictorias. Por un lado, el máximo jefe formal del Psuv y presidente de la progubernamental Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, advirtió que no habría elecciones presidenciales adelantadas, el gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez, dijo que cualquier acuerdo con la oposición pasa por un «cronograma electoral», en una entrevista con el portal Resumen del Sur, versionada por la agencia gubernamental AVN.
Por lo pronto, el chavismo parece haber abandonado la idea de convocar elecciones adelantadas del parlamento. El propio Cabello dijo que la AN debía ser renovada en 2020, como lo pauta la Constitución, pero el presidente del Legislativo, Juan Guaidó, dejó claro, por su parte, que no aceptaría comicios antes de diciembre.
Varias agencias internacionales, como Bloomberg y Argus Media, sostienen que el oficialismo y la oposición habrían convenido en la necesidad de una solución electoral en Barbados y se habría avanzado en un cronograma de nueve meses para unas presidenciales sin Nicolás Maduro como candidato.
– Los dilemas rojos –
Este lunes 15 de julio está previsto que se reinicie el «mecanismo» de diálogo, con el arbitraje del gobierno de Noruega. Ambas representaciones acordaron realizar consultas internas antes de seguir negociando y el rumbo de esta nueva ronda de conversaciones dependerá de cómo encajen ambos sectores los resultados preliminares de Barbados.
En la oposición predomina la desconfianza, pero ha avanzado la posición de seguir dialogando. Estados Unidos recibió un reporte completo de las conversaciones, indican fuentes de partidos opositores consultadas por Banca y Negocios y la posición de la administración Trump es mantenerse en el proceso, sin abandonar la presión.
En el chavismo la situación es más complicada, aparentemente. No hay consenso, y Cabello parece ser el abanderado de los que no quieren un acuerdo que suponga elecciones presidenciales; en principio, porque entienden que no tienen muchas posibilidades de ganarlas y, además, consideran que, en último caso, Estados Unidos debe hacer gestos de «buena voluntad» previos, como levantar las sanciones a Pdvsa.
El primer paso sería que el gobierno de Donald Trump no impidiera a Chevron mantener sus operaciones en Venezuela, pero el sector «duro» del chavismo no espera que eso ocurra, y si no ocurre, se reforzará su posición.
Héctor Rodríguez, por otra parte, se ha convertido en el defensor más visible de las conversaciones y de un eventual acuerdo. Algunos dirán que, en principio, porque un pacto le daría la posibilidad de ser el candidato oficialista a suceder a Maduro.
Lo que sí está claro, cuentan tres dirigentes del sector gubernamental consultados, es que la economía preocupa mucho y es el único aliciente que existe para negociar. Por supuesto, ni extraoficialmente estas fuentes reconocen que en el sector militar también habría una amplia mayoría en favor de negociar para alcanzar un acuerdo que permita normalizar al país.
La dirigencia del Psuv demanda de los negociadores un cronograma de levantamiento de las sanciones, porque esa debe ser la prioridad «ante el daño que están causando a todo el país», señala uno de los consultados. «Sin levantamiento de las sanciones no puede haber ningún tipo de acuerdo», advierte otra de las fuentes políticas.
Maduro insiste públicamente en seguir negociando. ¿Será Héctor Rodríguez la «esperanza blanca» del chavismo en unas eventuales elecciones presidenciales? Hasta ahora, eso no es más que una especulación, pero desde hace tiempo se viene «vendiendo» la idea de que el gobernador sería una buena opción para liderar una alternativa de «renovación» en el chavismo.