Los analistas que tratan de entender las cuentas externas de Venezuela comúnmente intentan construir un estimado de los flujos de caja en moneda dura. Dado que una buena parte de las exportaciones de petróleo parecen estar previamente comprometidas para el pago de deudas y acuerdos internacionales, se hace necesario sustraer estos ingresos de las cifras totales de exportaciones para tener una idea más clara de cuánto de los recursos externos están disponibles para el país.
Para ello, Torino Capital se enfoca, por supuesto, en el comportamiento de las cuentas de efectivo, pero no deja de lado las estadísticas de la balanza de pago, que son percibidas por algunos analistas como poco representativas de la evolución de la posición de activos líquidos de la economía. “En contraste con esta visión, creemos que una buena comprensión de la balanza de pagos es fundamental para entender los factores determinantes en los cambios de los activos externos y de la capacidad de pago del país”, indica la firma en su más reciente informe Venezuela y Ecuador esta semana: Caída libre.
El texto brinda una “conciliación” entre las cuentas de efectivo y la balanza de pagos, mostrando cómo una se puede extraer desde la otra y cómo ambas pueden hacerse compatibles. Del análisis, se desprende que el país presentó en 2017 un superávit de cuenta de corriente de $2,0 millardos y un déficit de la cuenta capital y financiera de $4,3 millardos.
Sin embargo, el banco destaca que las cuentas también reflejan un superávit (crédito) de $3,0 millardos en Monedas y Depósitos del Sector Público. “Esto, de hecho, significa que la reducción neta de las tenencias de efectivo del sector público fue de $4,5 millardos. En otras palabras, estimamos que incluso a pesar de los drásticos recortes en las importaciones, la economía venezolana ‘quemó’ $4,5 millardos en activos líquidos del sector público en 2017”, detalla.
Esta conclusión fue posible gracias al análisis de las estadísticas de balanza de pagos y no de solo el flujo de las operaciones en efectivo. “Esto es porque el método contable de registro doble usado en las estadísticas de la balanza de pagos garantiza que cuando una transacción es registrada, su impacto en la posición de activos líquidos de la economía – si existe – también es registrada. Separar solo las operaciones del flujo de caja es innecesario, ya que la balanza de pagos registra todas las transacciones, sean o no en efectivo”, indica.
Si se toma en cuenta la data de la balanza de pagos, el superávit de cuenta corriente de Venezuela se obtiene al tomar el total de las exportaciones ($33,1 millardos de dólares) y restarle $19,7 millardos de importaciones de bienes y servicios, y el déficit de la balanza de rentas y transferencias unilaterales de $10,8 millardos. El país enfrentó compromisos de deuda externa por $11,2 millardos, generando necesidades de financiamiento por $8,6 millardos. De estas, se cubrió $4,5 millardos con el uso de activos líquidos (disminución de reservas internacionales y fondos extrapresupuestarios), se recibió nuevo financiamiento (principalmente mediante las operaciones con Fintech y Goldman Sachs) por $1,6 millardos y se acumularon atrasos en los pagos a tenedores de bonos y empresas mixtas por $3,3 millardos.
“Además, el país prestó $0,3 millardos a Petrocaribe y a Cuba, y le fue imposible repatriar $0,5 millardos en ganancias por inversión extranjera directa en el extranjero, lo cual drenó aún más sus finanzas”, señala el informe.
Entre tanto, las cuentas de efectivo registraron solo $21,9 millardos en exportaciones petroleras, $7,1 millardos menos que la data de la cuenta corriente. Esto es porque $3,7 millardos fueron cobrados directamente por los socios en empresas mixtas, $2,1 millardos se destinaron al pago de préstamos con Rosneft y el resto se usó para cancelar los compromisos con China y financiar a los socios de Petrocaribe. Por lo tanto, y a pesar de la gran porción de las exportaciones que no se paga en efectivo, el superávit de efectivo de la economía sigue siendo de $1,3 millardos antes de las amortizaciones.
Las necesidades de financiamiento de 2017 también son menores que en la balanza de pagos, registrando $6,1 millardos. Estas fueron cubiertas con una combinación de préstamos en efectivo ($1,6 millardos) y el uso de los recursos depositados en fondos extrapresupuestarios ($3,0 millardos).