La Mesa de la Unidad Democrática espera adelantar esta semana el proceso de reestructuración anunciado a finales de 2016. Fuentes de la alianza indicaron que se ha avanzado en el consenso para la definición de una estructura, de un reglamento para la toma de decisiones. Sin embargo, este elemento no se ha concretado porque han asistido pocos dirigentes a las reuniones y se necesita de la presencia de todos los representantes de las fuerzas que hacen vida dentro de la alianza.
De acuerdo con la información obtenida, dentro de los temas que causan polémica figura el mecanismo que emplearán para la adopción de las decisiones y estrategias políticas clave en este año. Aunque no se ha determinado quiénes serán los nuevos integrantes, se conoció que hay acuerdos para ampliar el G-7, integrado por los cuatro partidos principales y los gobernadores Henrique Capriles, Liborio Guarulla y Henri Falcón.
Las vocerías de Capriles y Guarulla deben redefinirse, pues los mandatarios asisten poco a las reuniones, informaron las fuentes. También está por fijarse la vocería de Voluntad Popular y de Alianza Bravo Pueblo. En este último caso, se propuso incorporar al alcalde Antonio Ledezma, bajo arresto domiciliario, pero algunos sectores de la Unidad argumentaron la imposibilidad del dirigente de asistir a las reuniones.
Hasta ahora en la MUD no se ha planteado reemplazar al secretario ejecutivo, Jesús Torrrealba, entre otras razones por la dificultad para sustituirlo. La alianza aspira a ampliar la representación de algunos organismos internos, pero todavía este aspecto no se ha concretado.
En medio de la autocrítica, Torrealba ha dicho que 2016 “fue el año en que el pueblo opositor estuvo por encima de su dirigencia”. Afirmó que varias de las expectativas generadas por la oposición no fueron satisfechas.