Seis días pasó Jeanne Costes varada en Caracas tras el cese de operaciones de Avianca, la más reciente de un grupo de aerolíneas que abandonaron Venezuela por los millones de dólares que les adeuda el Estado, la convulsión social y la inseguridad.
Justo cuando esta joven francesa llegó de París para conectar con Bogotá, la empresa colombiana suspendió vuelos a Venezuela, donde operó durante seis décadas.
El cese estaba previsto para el 16 de agosto, pero Avianca lo adelantó al 27 de julio, según dijo para “preservar la seguridad” ante “limitaciones operativas” que no detalló.
Para Costes, empresaria turística de 26 años radicada en Perú, el calvario terminó el 1 de agosto cuando la embarcaron con otra compañía vía Panamá.
Tuvo suerte, pues algunas de las 60 personas que la acompañaban recién salieron el 4 de agosto.
Cuenta que pasó esos días encerrada en el hotel, desde donde escuchaba detonaciones durante enfrentamientos entre militares y manifestantes opositores, en el marco de protestas contra el gobierno que dejaron unos 125 muertos desde abril.
“Queremos hacer un juicio contra Air France (cubrió el trayecto París-Caracas) y Avianca, que sabían muy bien lo que iba a pasar una vez estuviéramos ahí”, señaló Costes a la AFP.
El éxodo de líneas aéreas internacionales comenzó en 2014 cuando los precios del petróleo -fuente del 96% de divisas del país- empezaron a derrumbarse.
Imposibilitadas de repatriar sus ganancias, la mayoría dejó de vender pasajes en bolívares en 2016, según una fuente de la industria, y solo oferta en línea para pago en dólares.
Una fuente del sector no descarta que el caso de Avianca esté ligado al deterioro de relaciones entre Venezuela y Colombia, que acusa al gobierno de Nicolás Maduro de instaurar una “dictadura”.
En octubre de 2016 Avianca suspendió brevemente su operación en Venezuela, luego de que una aeronave militar de ese país volara cerca de un avión que hacía la ruta Madrid-Bogotá, en una aparente confusión.
El déficit de sillas disponibles y rutas directas es creciente: Hay 121 frecuencias semanales y unos 19.000 asientos, frente a 57.000 de 2013, dijo Figuera.
Esto aumenta tiempos y costos. Mientras un pasaje Caracas-Miami cuesta 860 dólares, un boleto Bogotá-Miami sale en 390 dólares con Copa.
En Venezuela aún operan una docena de aerolíneas extranjeras y algunas han recortado sus frecuencias y rutas, como American Airlines, TAP, Air France e Iberia.
También vuelan Copa y Air Europa, a la que sus pilotos piden suspender los vuelos con pernocta en Venezuela o permitirles dormir en otro país ante la escalada de violencia..
Aunque solo hacía una conexión, Jeanne siempre ha deseado conocer Venezuela. “Quiero regresar un día, cuando acabe todo”, dice.