A la par de la crisis política que vive Venezuela, se desarrolla una profunda crisis económica de carácter casi catastrófica, donde solo se avizoran más penurias para el pueblo trabajador.
El deterioro de la economía sigue agravándose abruptamente en medio de una crisis política que solo tiende a profundizarse. El gobierno decidió no publicar desde hace varios años los indicadores económicos para ocultar el estado de la economía, pero no es necesario saber los datos oficiales para darse cuenta de la profunda crisis económica que golpea al pueblo trabajador en toda su magnitud.
A falta de indicadores oficiales, diversos analistas nacionales de firmas económicas y de organismos internacionales realizan sus proyecciones, en las que en general tienden a coincidir. De conjunto, en promedio prevén una contracción del PBI del 10% y una galopante inflación que supera 1.000% a final de año. De acuerdo a un artículo sobre economía publicado por el diario El Nacional, el director de la firma Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, declara que “Nuestro cálculo de inflación para este año era de 850%, pero el lanzamiento del nuevo Dicom y la presión al alza del tipo de cambio negro empujarán más los precios. No es descabellado pensar que al cierre del año la inflación ascienda a 1.000%”.
Hace poco el gobierno realizó oficialmente una nueva devaluación del tipo de cambio Dicom (Sistema de Divisas de Tipo de Cambio Complementario Flotante de Mercado), que pasó de 727 bolívares por dólar a 2.640 bolívares por dólar, lo que llevó al mismo tiempo a elevarse el cambio en el mercado paralelo superando los diez mil bolívares por dólar, siendo este último el referencial que en verdad utilizan las empresas para marcar los precios. Y para Asdrúbal Oliveros, economista de corte liberal, “en este momento nada parece indicar que la tasa de cambio en el mercado negro va a bajar. Nuestro cálculo es que al cierre de año el paralelo va a duplicar la cotización actual, porque se sigue monetizando el déficit y recortando las importaciones, y porque el impacto del Dicom es limitado”, completando que “con la escalada en el conflicto político de los últimos 80 días se puede esperar que la economía caiga 10%”.
Pero la realidad es que estas previsiones se quedan cortas, pues en la vida cotidiana, donde el costo de vida aumenta diariamente, se constata que la inflación es mucho mayor. No por casualidad con la nueva devaluación de la moneda, y la expansión del dólar paralelo, los precios de productos de primera necesidad dieron un fuerte salto, volviéndose muchos de ellos inaccesible para los hogares obreros y populares.
Como los grandes empresarios se miden por su sed de ganancias, incluso cuando muchos acceden a dólares a la tasa Dicom, a la hora de poner los precios, lo hacen en verdad a tasas del paralelo, manteniendo sus lucros y golpeando fuertemente a las grandes masas asalariadas y el pueblo pobre en general. Esto se acompaña con la política de liberación de precios del gobierno de Maduro además de un conjunto de medidas de ajuste, y un salario completamente en el piso y peor aún bonificado, siendo que buena parte del ingreso del trabajador es mediante un bono de alimentación que no incide a la hora de hacer los cálculos de las prestaciones sociales y otros beneficios laborales.
A su vez, las previsiones de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) para Venezuela son bastante similares. Según cálculos de este organismo, para este año prevé que la inflación cierre en 1.134%, mientras que en 2018 podría llegar a 2.530%, siendo que estiman que el PBI tendrá una contracción del 7,4%, llegando al cuarto año de caída continua, pues la caída de 2014 fue de 3,9%; en 2015 de 6,2%, y en 2016 del 10%.
Y nuevamente comienzan a caer las dudas si el gobierno podrá cumplir con los pagos de deuda externa que vencen en los próximos meses. Recordemos que el banco de inversión Goldman Sachs compró aproximadamente 2.800 millones de dólares en bonos de la petrolera estatal PDVSA, que estaban en poder del Banco Central de Venezuela (BCV). La cuestión es que los compró a tan solo el 31% de su valor real, en una acción desesperada del gobierno por conseguir dinero para “cumplir” sus compromisos con los acreedores internacionales. Poniendo al desnudo así los problemas que enfrenta el gobierno para saldar el pago, al grado de vender bonos con fuertes descuentos.
Además de la desesperación del gobierno para obtener liquidez a la mayor brevedad para hacerle frente a los vencimientos de la deuda externa, también tiene la necesidad de contar con dólares para liquidar en el nuevo Dicom. Este lunes ya dio a conocer que la quinta subasta del Dicom será resuelta a través de una subasta de contingencia, ya que el tipo de cambio se encuentra fuera de las bandas establecidas por el Banco Central de Venezuela (BCV), que en este caso oscilaba entre 2.010 y 2.640 bolívares por dólar. En otras palabas, no cuenta con la cantidad de divisas, restringiendo el propio acceso a los dólares, contrario a lo que tenía previsto.
Todo esto en una dinámica que el petróleo comenzó a tener nuevamente una dinámica a la baja, siendo que en la última semana la cesta venezolana cerró en 39,23 dólares por barril, pues los acuerdos de la OPEP que tanto el gobierno se vanagloriaba, en verdad no han surtido efecto. Siendo que hay que considerar que en Estados Unidos bajo el trumpismo las petroleras tienen luz verde para aumentar su producción y contarán con beneficiosos incentivos fiscales. Si se mantiene esta tendencia, la posibilidad de que haya un default este año vuelve a rondar en la economía.
Pero el gobierno de Maduro, ha mostrado ser capaz de desangrar al país con los multimillonarios pagos de la deuda externa en medio de la catástrofe económica que cada día recae con más fuerza sobre los trabajadores y los sectores populares, todo a costa de no entrar en default, además de hipotecar importantes activos del país. Así vemos, cómo el gobierno decide cumplir los compromisos con los acreedores internacionales a costa de rematar el país, mientras hace caer sobre los trabajadores y el pueblo pobre la agobiante crisis económica. Con los miles de millones de dólares que se destinan a pagar la deuda se podrían resolver rápidamente los problemas básicos de desabastecimiento y falta de medicamentos, pero ni el gobierno de Maduro ni la derecha de la MUD están dispuestos a dejar de hacerlo.