De acuerdo con Tiziana Polesel, primer vicepresidente de Consecomercio, mientras impere el esquema de flexibilización 7+7 en Venezuela, instaurado por el Ejecutivo Nacional, se acelera el interés de los comercios en adaptar sus modelos de negocio en formatos de bodegones.
Tal es el caso de las zapaterías, al exhibir en sus vitrinas productos importados no relacionados con su sector. De esta manera aseguran la continuidad de sus operaciones.
“Hoy los bodegones no se abren en forma tan acelerada como fue hace mucho tiempo. Los que abren en este momento no se les puede catalogar como bodegones porque algunos tienen un rango un poco mayor”, explicó.
Polesel asegura que se trata de un fenómeno que se da porque “hay una serie de exenciones en la aduana que sirven para quienes traen mercancía importada”.
“Para el fabricante nacional de esos mismos productos esas exenciones no existen, por eso en esos locales ciertos productos importados son más económicos que los fabricados en Venezuela”, manifestó en entrevista para Diario 2001.
Como una “válvula de escape“, que reduce presión a la gestión del gobierno en disputa de Nicolás Maduro, continúa la proliferación de los bodegones esparcidos en las principales ciudades del país.
Aunque no hay un censo formal de Consecomercio, Polezel dijo que se estima que el 70% de los bodegones está en la Gran Caracas y el resto en las capitales de los estados más importantes del país como Maracaibo, Barcelona, Puerto la Cruz.
Según anteriores estudios, la razón de este fenómeno ha sido el aprovechamiento de una silenciosa flexibilización de controles de precios, cambio y trámites de importación, vigentes desde hace casi dos décadas, para comprar directamente a mayoristas estadounidenses como Costco y Walmart.
La abundancia de golosinas, cereales o artículos de cuidado de higiene personal en negocios de delicatesen conocidos como “bodegones” contrasta con los años de escasez de bienes tan básicos como champú o la leche durante la vigencia de controles gubernamentales en buena parte del primer mandato de Maduro.
Fue a fines de 2018 cuando algunos comercios en Caracas comenzaron a ofrecer artículos importados con precios en divisas, una escena impensable bajo el férreo control de cambio que comenzó a relajarse en agosto de ese año.
– Consumidores –
Los consumidores, por su parte, manifiestan que la fiebre de los bodegones continúa en todo el país, estiman que son una necesidad y ofrecen productos importados que ya no se conseguían. Destacan la calidad del producto foráneo. (Canadian Pharmacy)
Janet Lara afirmó que estas tiendas de artículos importados “aún proliferan porque es lo que permite que uno tenga acceso a los alimentos. Siguen en toda Venezuela y llenan una necesidad. Es más fácil el acceso que salir a comprar en otro lado”.
Añadió que “veo mucha mercancía que no había, es importada, se pagan más caro pero se consiguen cereales, chucherías y muchas cosas”.
Fuente: Banca y Negocios