Firmeza hacia China, normalización con la Unión Europea: la futura secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, reveló el martes las grandes líneas de la política comercial del futuro gobierno de Joe Biden.
En su audiencia de confirmación en el Senado, Yellen, de 74 años, anunció que Estados Unidos se ocupará «de las prácticas abusivas, injustas e ilegales de China», en una coincidencia con el presidente Donald Trump.
En respuesta a preguntas del Comité de Finanzas del Senado en su audiencia de confirmación, Yellen señaló que China ha venido perjudicando a empresas estadounidenses con una serie de políticas que incluyen subsidios ilegales, dumping (venta por debajo del costo) de productos, robo de propiedad intelectual y barreras de ingreso a productos norteamericanos.
«Estamos preparados para utilizar toda la gama de herramientas» disponibles para responder, indicó luego de años de guerra comercial entre el gobierno de Donald Trump y Pekín.
Pekín implementa políticas que le dan una ventaja «injusta», lamentó.
En nombre de empresas y trabajadores Trump lanzó en 2018 una guerra arancelaria contra China. El conflicto dura desde hace dos años, con la firma de un acuerdo que rebajó tensiones en enero de 2020.
China se comprometió en el marco de ese pacto a aumentar en 200.000 millones de dólares las compras de productos estadounidenses en 2020 y 2021. Pero se mantienen aranceles de 25% sobre muchos bienes y componentes industriales chinos, por unos 250.000 millones de dólares, y medidas recíprocas de China sobre unos 100.000 millones de importaciones provenientes de Estados Unidos.
Washington cambiará sin embargo el abordaje: ya no se enfrentará en solitario a China.
«Vamos a trabajar con nuestros aliados», aseguró Yellen, en referencia en particular a la Unión Europea, que también denuncia las prácticas comerciales chinas.
Una forma de acercarse a los europeos será solucionar rápidamente los litigios con Bruselas.
– Acercamiento a la UE –
Yellen defendió así un impuesto internacional a los gigantes del mundo digital, en discusión en la OCDE.
Ese impuesto «permitiría percibir una justa parte de las empresas». Además, permitiría «mantener la competitividad de nuestras empresas bajando los incentivos (…) a las actividades offshore (ndlr: fuera de fronteras) que no queremos ciertamente recompensar», añadió.
El gobierno de Donald Trump, que se oponía a un impuesto a estas firmas del sector digital, hizo fracasar las negociaciones en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para aplicar esta tasa a nivel internacional.
El gobierno Trump había amenazado a Francia con represalias bajo forma de aranceles adicionales sobre productos emblemáticos como el champagne, en respuesta a impuestos franceses en espera a medidas impositivas en el marco de la OCDE. Pero finalmente Washington desistió de su aplicación.
Fuente: Banca y Negocios