En medio de un escenario de recesión, depreciación de la moneda e hiperinflación, todas las actividades económicas del país se han visto impactadas, siendo la construcción (-96%), instituciones financieras (-88.5%) y el comercio (-80.5%), las principales afectadas según datos del Banco Central de Venezuela (BCV) entre el primer trimestre de 2013 y el primer trimestre de 2019, cifras reseñadas por Torino Economics, la unidad de investigación de Torino Capital en su más reciente informe.
En el caso del sector financiero, Torino Economics destaca que en enero de 2019 el BCV anunció el incremento de la tasa de encaje legal cercano al 100% (el encaje legal ordinario pasó de 31% a 57% mientras que el encaje marginal subió de 60% a 100%), entrando en vigor en febrero de del mismo año, obligando a los bancos comerciales y universales a mantener el 80% de los depósitos del público en resguardo del BCV.
En marzo de 2020, el BCV emitió una resolución en la que establece la unificación del régimen dual del encaje legal, reduciéndolo a 93%, no obstante, durante el primer trimestre de 2020, la intermediación financiera se ubicó en 11,4%, un nivel sin precedentes, alcanzando su punto más bajo en marzo con 11,1% de acuerdo con datos de la Sudeban.
De esta manera, se evidencian mayores dificultades para la economía venezolana en miras de la aplicación de estrategias para impulsar una recuperación económica.
La banca venezolana no está en posición para servir como factor de apalancamiento, de ejecutar su principal función que es la canalización de los recursos “superavitarios” de la economía a actividades productivas y fomentar con ello el crecimiento económico, estando especialmente reprimida por el alto encaje legal impuesto, en un intento del gobierno por frenar la espiral inflacionaria, limitando el crédito y con esto la liquidez monetaria, queriendo evitar de este modo, que los posibles créditos otorgados sean dirigidos al mercado cambiario en vez de las actividades productivas que puedan estimular la económica.
Sin embargo, el comportamiento que puedan asumir los beneficiarios de tales créditos de cara al mercado cambiario responde a razones de desconfianza en las políticas económicas emprendidas por el gobierno, y en la moneda nacional, incapaz de preservar valor en el tiempo.
De igual forma, la unidad de investigación de Torino Capital indica que entre el 2013 y el 2019 la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (Sudeban) presentó una reducción en el número de agencias de las entidades financieras en 8% y un recorte de nómina de 34%, además de una contracción que se ubica en 75% en todo el territorio nacional, lo que posiciona a la banca venezolana como una de las más pequeñas de Latinoamérica.
Dentro este panorama, el último informe presentado por Torino Economics considera pertinente la necesidad de realizar un análisis más a detalle del sector para evaluar su evolución, condición actual y estabilidad a futuro.
– Actividad bancaria en Venezuela –
En el informe presentado por Torino Economics, señalan que el sector bancario venezolano cerró en el 2019 con 23 bancos universales, 1 banco comercial, 2 bancos bajo leyes especiales, 3 bancos micro-financieros, y 1 instituto municipal de crédito.
A pesar de que el sector privado posee el 77% de las entidades que operan en el sistema, las entidades del sector público o del Estado son las que poseen la mayor ponderación en relación con sus activos (78%), captaciones totales (59%) y patrimonio por cuota de mercado (71%). Cabe destacar que estas cifras se han mantenido sin variación durante el primer trimestre de 2020, reseña el informe.
Por otra parte, se puede destacar que en los últimos siete años la mayor reducción de personal y número de agencias bancarias tuvo lugar entre el 2019 y el primer trimestre de 2020, observándose un declive del 8% en el número de oficinas de la banca universal y una reducción del 16% de la cantidad de empleados, añade Torino Economics.
En el caso de la banca comercial y el resto del sector bancario (banca micro-financiera, banca bajo leyes especiales e institutos municipales de crédito) no presentaron una variación significativa en el número de oficinas, más si en la cantidad de empleados; siendo la banca comercial la que mostró el mayor descenso con un 28% de caída, mientas en el resto del sector bancario fue de 13%.
Pese a todo esto, el informe de la unidad de investigación de Torino Capital expone que la banca se encuentra solvente, es decir no presenta altos niveles de morosidad, y tiene una rentabilidad positiva en términos generales, que mantiene aún a flote el sector, no obstante, hay que tener presente que desde el 2019 se ha observado una reducción sostenida en los índices de rentabilidad, derivado de la merma en las actividades de intermediación financiera y el margen bruto de ganancia, siendo un factor de alerta, pues se generan problemas de viabilidad económica y financiera, especialmente para la banca universal y comercial.
Fuente: Banca y Negocios