Estados Unidos superó en la tarde del jueves a China como el país con más contagios confirmados de covid-19, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
Hasta el viernes 27 de marzo, las autoridades sanitarias estadounidenses reportaron 92.932 casos mientras que China, donde surgió el virus de alcance global, seguía en 81.897 hasta la misma fecha.
Estados Unidos también reportó el jueves 26 de marzo su peor día en cuanto a muertes con 230 fallecidos por culpa del nuevo coronavirus. La cifra de muertos en el país supera los 1.300.
Italia, con más de 80.500 afectados confirmados, es el país que hasta el viernes 27 de marzo reportó un mayor número de decesos con 8.215, lejos de los 4.900 de España y los cerca de 3.300 de China. En todo el mundo se registraron más de 566.000 casos y más de 25.000 muertos hasta esa fecha.
El presidente Donald Trump recibió el dudoso honor poniendo en duda los números que reporta el gobierno chino.
La noticia coincide con el informe de que más de 3,3 millones de personas se registraron para recibir ayudas por desempleo en la semana del 21 de marzo. Eso es casi cinco veces más que el anterior récord, 695.000 en una semana de 1982.
La economía de Estados Unidos está virtualmente parada. Son numerosas las restricciones al movimiento de personas, los comercios y fábricas están cerrados, la industria aeronáutica también está virtualmente sin actividad.
El Congreso aprobó el viernes el paquete de rescate más grande de la historia. Y Trump no ha ocultado su inquietud por una situación que los analistas consideran podría costarle la reelección en noviembre.
La reacción de la Casa Blanca
Consultado sobre las últimas cifras de contagiados, el presidente, quien al principio de la epidemia llegó a decir que los casos estaban cerca de caer a cero, dijo que se trata de “un reconocimiento a la cantidad de pruebas que se están haciendo”.
Trump, además, puso en duda las cifras emitidas desde Pekín y afirmó frente a los periodistas presentes que “no se sabe cuáles son los números en China”.
Añadió que tiene planificado un contacto telefónico con el presidente chino Xi Jinping y rechazó a versión de que el líder del gigante asiático le haya pedido que “calme” el lenguaje que usa para referirse a coronavirus, al que se refiere como “el virus chino”.
Mientras tanto, el vicepresidente Mike Pence destacó que las pruebas de coronavirus están disponibles en los 50 estados de su país y que se realizaron hasta el 26 de marzo más de medio millón de exámenes en todo el país.
Las medidas de Estados Unidos
En una carta dirigida a los gobernadores estatales, Trump anunció que su equipo de asesores planea publicar pautas federales de distanciamiento social para que algunas regiones puedan alivianar algunas de las restricciones impuestas.
Trump señaló que lo que viene es una “larga batalla” y afirmó que los “vigorosos” protocolos de prueba establecidos por su gobierno permitirán que algunos condados levanten sus salvaguardas contra el coronavirus.
Añadió que las “nuevas pautas” serán capaces de identificar zonas de riesgo bajo, medio y alto que permitirían al gobierno sugerir mantener, aumentar o relajar el distanciamiento social y otras medidas de mitigación que se han implementado.
El plan de Trump fue anunciado poco después de que una nueva investigación de este jueves estimó que las muertes relacionadas con el covid-19 en EE. UU. podrían llegar a 80.000 en los próximos cuatro meses.
El cálculo realizado por el Instituto de Métricas y Evaluaciones sobre Salud de la Universidad de Washington establece que hasta 2.300 personas pueden fallecer por día cuando el contagio llegue a su punto más alto, en algún momento de abril.
Desde el principio del brote del virus, Trump fue cuestionado desde fuerzas políticas y asociaciones civiles estadounidenses por la forma en la que su gobierno afrontó la epidemia.
Nueva York, epicentro
El epicentro de la pandemia en el país está en Nueva York, que hasta este jueves acumulaba 37.900 casos confirmados, a los que se pueden sumar los casi 7.000 del vecino estado de Nueva Jersey.
La capital económica de la primera potencia mundial ha pasado de ser “la ciudad que nunca duerme” a un silente e irreconocible epicentro de la pandemia en Estados Unidos, a la espera de lo peor, como señala el corresponsal de BBC Mundo en Nueva York, Gerardo Lissardy.
Allí, el gobierno estatal aumentó gradualmente las restricciones en procura de bajar la ola de contagios, con el cierre de escuelas, restaurantes y otros comercios, así como el pedido a la gente de que evite salir a la vía pública.
Estas medidas terminaron por vaciar y silenciar las calles de la ciudad de los rascacielos, pero aún parecen lejos de lograr su objetivo y las autoridades advierten que el panorama es sombrío.
El presidente, Donald Trump, encargó al vicepresidente, Mike Pence, ponerse al frente de una comisión encargada de gestionar la pandemia.
Trump considera que el colapso de la economía que las medidas impuestas para frenar la pandemia pueden costar más vidas que la epidemia en sí.
Es por eso que ha venido insistiendo en que “el remedio no puede ser peor que la enfermedad”y ha llegado a decir que para Semana Santa el país va a estar de vuelta en plena actividad, algo que los expertos en salud pública han puesto en cuestión y que luego él mismo matizó reconociendo que dependerá de los datos.
Fuente: BBC Mundo