Banca y Finanzas.- Para Iván Acosta, director general de la consultora especializada en gestión de capital humano PGA Group, el gran problema de las empresas y del país no está en el aumento del salario mínimo, independientemente de su magnitud, sino en el creciente desempleo que azota a la economía venezolana, que está en el orden de 35% sin incluir a la economía informal que también está aumentando aceleradamente.
«La población activa con empleo formal en Venezuela es cada ves menor. La situación es realmente grave, porque en esta circunstancia de hiperinflación con depresión económica, se están agotando las fuentes de ingreso para las personas. Montar un emprendimiento, como un carro de perros calientes, es prácticamente imposible por los costos asociados. Se están agotando las opciones», dijo Acosta a Banca y Negocios.
En cuanto al incremento del salario mínimo anunciado este lunes 14 de mayo, a través de un diputado de la ANC y sin comentario oficial por ningún vocero calificado del gobierno de Nicolás Maduro, el presidente de PGA Group dejó en claro que no tiene un efecto apreciable sobre la mayoría de las empresas privadas, que ya vienen pagando compensaciones sobre 300.000 bolívares a sus trabajadores.
«A pesar del incremento porcentual importante, esta medida no tiene ni de cerca el impacto que tuvo en las empresas el aumento de agosto del año pasado que, incluso, obligó al gobierno a compensar a empresas privadas. Nada que ver. Y, además, se anuncia de esta manera, porque los aumentos de salario mínimo son muy impopulares por las consecuencias inflacionarias que traen, sin que, al final, el incremento compense en algo«, apunta el experto.
En cuanto al efecto que tiene en la Administración Pública, Iván Acosta estima que no existe una respuesta definitiva hasta no ver cómo el gobierno va a manejar el impacto presupuestario de esta decisión. «El gobierno paga de muchas maneras y hay un fuerte componente en bonos y cajas de productos. Si el aumento implica un mayor volumen de compensación inorgánica -es decir, sin quemar tantos ingresos-, el impacto inflacionario podría ser menor esta vez«.
Cuando el dólar tampoco basta
De acuerdo con Iván Acosta, director general de PGA Group, entre 90% y 95% de las empresas privadas pagan bonificaciones en divisas, pero el problema es que estas compensaciones ya no son suficientes. «La salvación en Venezuela ya no es generar ingresos en dólares, sino obtener muchos dólares. Ya la figura de la bonificación en divisas está quedando rezagada frente al avance de la inflación».
Aunque los economistas indican que es erróneo hablar de inflación en dólares, lo cierto es que la capacidad de compra de la moneda estadounidense en el país ha venido cayendo de manera importante en los últimos meses. De acuerdo con el más reciente análisis de Aristimuño Herrera & Asociados, los ingresos en divisas han perdido 66% en el último año.
La idea de la indexación de los salarios, a través del uso del dólar, es ahora discutible en Venezuela, por lo que se plantean retos importantes de cara a la necesidad de retener el talento clave, pues cada vez hay más motivos para asumir la vía de la emigración.