El salario de los trabajadores venezolanos se evaporó. Los altos precios y la creciente cotización del dólar paralelo aumentan la dependencia de la población de menos recursos de manos del régimen, en las transferencias que recibe.
El salario oficial se ubicó, según la tasa del BCV de este 28 de agosto, en 2,26 dólares. Dicha cantidad es insuficiente para pagar un kilo de queso.
«Trabajo seis horas diarias de lunes a viernes y gano sueldo mínimo. Mi esposa limpia apartamentos de vez en cuando. El sueldo no alcanza para nada, pero estoy acostumbrado a trabajar y aquí la gente me ayuda. Me dan propinas», dijo Augusto Tovar, quien atiende el estacionamiento de un supermercado en El Cafetal.
Muchas personas se encuentran en situaciones similares. La distribución de cajas de comida a precios subsidiados por medio de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, y el reparto de bonos, les ayuda un poco, reseñó Infobae.
Luis Vicente León, director de Datanálisis, explicó que de acuerdo con el estudio elaborado en julio, 7 de cada 10 familias manifiestan recibir regularmente las cajas de comida, que tienen un costo simbólico, pero equivalen a una transferencia de entre 4 y 5 salarios mínimos.
«60% de la población afirma haber recibido alguno de los bonos que reparte Maduro. El salario mínimo es un referente, pero ya no funciona como base del ingreso familiar. El resultado final es un incremento severo en la capacidad de control social de la población por parte del régimen», advirtió León.
El economista explicó que a mayor dependencia del gobierno, mayor miedo a perder los beneficios.
La última caja CLAP que recibió Augusto Tovar tenía tres kilos de arroz, un kilo de harina de maíz precocida, cuatro kilos de pasta, un kilo de lentejas, una salsa de tomate, sardinas en lata y una mayonesa. «Con eso, los bonos y lo poco que gano, sobrevivimos», dijo con resignación.
28% de la población afirma que su familia recibe remesas de un familiar o amigos desde el exterior, según Datanálisis. Pero en la mayoría de los casos, este dinero solo alcanza para algunos gastos cotidianos.
El ajuste de Maduro
Economistas coinciden en que políticas económicas erradas han derivado en la crisis que actualmente vive el país.
La caída de la producción hundió la recaudación de impuestos. El gobierno comenzó a imprimir dinero en el Banco Central para cubrir gastos.
Con el fin de contener la inflación, Maduro recortó en febrero el gasto público en términos reales, disminuyó la impresión de dinero en el Banco Central y redujo el crédito, aumentando la porción de los depósitos que las entidades financieras no pueden prestar.
Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, precisó: «De acuerdo con nuestros cálculos en términos reales, el gasto del gobierno cayó 60% al comparar el primer semestre de este año con el mismo lapso de 2018.
«A costa de un declive brutal del consumo y la profundización de la recesión en una economía que no crece desde 2013, se disminuyen las tasas inflacionarias», agregó.
El régimen ha postergado todo tipo de mejora en el salario en los últimos cuatro meses y ha propiciado un deterioro sin precedentes en la capacidad de compra de las remuneraciones.
Todo apunta a que será inevitable un incremento en el corto plazo: «La caída es muy agresiva y pensaría que en septiembre Nicolás Maduro va a anunciar un aumento del salario mínimo, pero no veremos una recuperación significativa. Será un aumento que estará por debajo de la inflación acumulada de mayo-septiembre», indicó Oliveros.
Entre el 22 de julio y el 27 de agosto, la cotización de la moneda estadounidense en el mercado oficial acumula un salto de 120% que ya comenzó a incidir en el precio de una amplia gama de productos y servicios como alimentos básicos, electrodomésticos, repuestos para automóviles y exámenes médicos.
El control en peligro
Estados Unidos impuso sanciones al gobierno de Maduro, que amenazan con debilitar el mecanismo de distribución de alimentos a través de los CLAP.
El 5 de agosto, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que permite bloquear los activos que tengan en Estados Unidos las empresas que mantengan relaciones económicas con el régimen de Maduro.
La medida podría entorpecer la compra de alimentos a Turquía y México, principales proveedores de los CLAP.
Aunque la orden ejecutiva establece una licencia para la importación de alimentos y medicinas, el impacto en las exportaciones de petróleo disminuirá la capacidad para comprar en el exterior, a lo que se añade la falta de bancos corresponsales para realizar los pagos.
«Las licencias en el caso de alimentos puede ser algo teórico. Si el gobierno quiere importar alimentos, ¿cómo paga si se ha quedado sin bancos corresponsales? Y ¿con qué paga si el flujo de caja se le ve afectado por el impacto de las sanciones en las exportaciones petroleras?», destacó Luis Vicente León.
Producción nacional en crisis
Agregó: «Si como es probable las importaciones para los CLAP se ven afectadas, entonces la gran variable será cómo el gobierno va a lograr que el sector privado del país aumente la producción de alimentos para garantizar el abastecimiento».
El camino no luce fácil en momentos en que la producción de alimentos cae en el sector agrícola por la falta de semillas, fertilizantes y la contracción del crédito. Al tiempo la agroindustria sufre por la escasez de materia prima y las constantes fallas de energía eléctrica.