El monto promedio de las remesas que reciben las familias venezolanas con algún miembro en el exterior es de aproximadamente 40 dólares mensuales al tipo de cambio paralelo, cuando el poder de compra de la divisa estadounidense ha caído más de 6 veces en comparación con el cierre del primer semestre de 2018, lo que significa que una familia necesita al menos 600 dólares para cubrir sus necesidades más básicas.
Una encuesta reciente sobre la diáspora venezolana, realizada por Consultores 21, revela que 72% de las familias con integrantes en el extranjero ha recibido ayuda económica; sin embargo, un análisis más detallado de la situación revela que ha aumentado la precarización de los connacionales en el exterior, ya que el porcentaje de hogares que recibe ayuda regular disminuyó de 53% en el primer trimestre de 2019 a 32% en el segundo, al tiempo que los que reciben remesas «alguna vez» pasaron de 28% a 40%.
Las remesas han cobrado una importancia creciente como componente del sustento familiar en Venezuela, a tal punto que 86% de las familias que las reciben cubren 50% o más de sus necesidades con esos recursos, mientras que para 9% representan prácticamente la totalidad de sus ingresos, según las cifras recopiladas por Consultores 21, al cierre del segundo trimestre.
– ¿Cuántos se han ido? –
Hablar de diáspora cuando se miran las cifras de Consultores 21 parece poco ilustrativo, porque lo que parece que se está produciendo es un fenómeno de éxodo, con un impacto diverso, grave y creciente en la estructura demográfica del país.
De acuerdo con la encuesta, el porcentaje de familias con algún integrante en el extranjero pasó de 29% en el cuatro trimestre de 2017 a 48% en el primer semestre de 2019; sin embargo, el promedio de migrantes por familia ha venido bajando, para ubicarse en 1,6, cuando el máximo fue de 2,18 en el tercer trimestre del año pasado. Obviamente, esto se explica porque las condiciones de los migrantes se han deteriorado y las posibilidades de estabilizarse en un nuevo país son mucho menores, incluso por las crecientes trabas migratorias.
Consultores 21 estima que el número real de emigrados oscila entre 4.771.216 y 6.047.340, que representan entre 15% y 19% de una población estimada en 31.828.110 habitantes, de acuerdo con la data del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Según la encuestadora, en 35% de los hogares con familiares directos en el exterior existe la percepción de que no habrá retorno, mientras que en 45% se cree que sus emigrados volverán si las circunstancias cambian. Apenas 8% aseguran que regresarán y en 7% de las familias entrevistadas sus integrantes migrantes ya volvieron.
– Fenómeno en ascenso –
La encuesta de Consultores 21 revela que 44% de los encuestados -el estudio es representativo nacional- quiere irse del país, un porcentaje que subió desde 25% en el primer trimestre de 2015. En tendencia inversa va la proporción de quienes se quieren quedar en Venezuela, que ha descendido de 73% a 55% en el mismo período.
Lo más grave -y lógico, además- es que el mayor número de los que se quieren ir está en la población más joven; de hecho, 55% de los encuestados entre los 18 y 24 años tiene el objetivo de salir del país y 45% de las personas entre 25 y 44 años está en la misma situación. Incluso, la proporción de potenciales migrantes de más de 45% no es especialmente menor, ya que representa el 34% de los entrevistados.
la encuesta revela que 56% de los que se quieren ir tiene planes para hacerlo antes que concluya 2019. 30% de los que planean emigrar en el corto plazo ya tienen enclaves familiares en el exterior. Además, 30% de la población que esperar salir este año reside en el estado Zulia, una de las regiones más duramente golpeadas por la crisis.
– Del dicho al hecho: Chile y Colombia –
La encuesta sobre la diáspora venezolana de Consultores 21 al segundo trimestre de 2019 revela que una cosa es aspirar un destino y otra, muy distinta, es irse donde se pueda.
Según el estudio, 20% de los potenciales migrantes venezolanos quiere recalar en Chile, una de las más importantes economías de América Latina, y donde ya habitan más de 400.000 connacionales; 17% desea vivir en Colombia, que ya tiene 1,4 millones de venezolanos; 10,7% aspira fijar residencia en Perú, un destino incierto por los brotes de xenofobia; 8,10% prefiere a Argentina; 6,7% a Ecuador; 5,6% a Estados Unidos y 5,4% a España.
¿Y dónde están los que se han ido? El 29,4% reside en Colombia; 21,7% en Perú; 20,3% en Chile; 10,7% en Ecuador; 6,3% en Argentina; 3,9% en Panamá y 3% en Brasil, como destinos más relevantes. Sorprendentemente, de esta diáspora solo 3,3% ha sido atraída por Estados Unidos.
Queda claro que la migración ha venido cambiando de perfil. Al principio se fueron los profesionales más preparados y competitivos, quienes encontraron puertas abiertas en destinos complejos desde el punto de vis migratorio. Actualmente, la mayoría de la migración está compuesta por población más pobre y con menos herramientas, por lo que busca destinos más cercanos y donde barreras, como el idioma, no representen obstáculos insalvables.