El ingeniero electricista y experto en gestión de riesgos asociados a infraestructuras de suministros de energía, José Aguilar, advierte que la única forma de gestionar la emergencia estructural del Sistema Eléctrico Nacional es incrementar el racionamiento del servicio, aunque ya hay zonas del país con cortes diarios muy extendidos.
En entrevista con el periodista César Miguel Rondón, en las redes sociales del comunicador, Aguilar dijo que el problema es que el gobierno está utilizando de manera excesiva e «irresponsable» las redes de generación hídrica y distribución que dependen de Guri, mientras la generación termoeléctrica ha seguido cayendo, a tal punto que actualmente hay disponibles solamente entre 1.500 y 1.800 megavatios de una capacidad instalada de 19.000.
Después de los apagones de marzo y abril, se han perdido, según los cálculos de Aguilar más de 1.000 megavatios de generación térmica.
El experto señala que la Gran Caracas está en una situación muy comprometida, porque solo tiene disponible 10% de la generación termoeléctrica necesaria para su consumo, mientras el estado Zulia vive el drama permanente de apagones casi constantes, porque solo tiene 1% de energía térmica disponible.
El uso fuera de protocolos de carga de adecuado de las redes troncales de 240, 400 y 765 kilovoltios agrega un elevado potencial de fallas generalizadas al sistema, por lo que Aguilar advierte que estos apagones nacionales pueden ser más recurrentes.
«Hay una ultradependencia del sistema de Guri y este se está operando de manera osada». Cualquier falla, hasta de una planta de 10 megavatios, puede originar una situación de blackout, porque estos sistemas deben operarse de manera responsable, indicó.
El ingeniero Aguilar explicó a Rondón que el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) fue diseñado para operar con una generación de 60% procedente de fuentes hídricas y 40% de fuentes térmicas; sin embargo, en los actuales momentos la proporción de participación de las centrales hidroeléctricas alcanza a 80% u 85%.
Además, el sistema Guri está diseñado para operar con un nivel de carga de 20% y ahora funciona con menos de 10%. Sin duda, la «tormenta perfecta». Pero, la situación puede ir peor, porque Aguilar advierte que en 10 días inicia el segundo ciclo del año con mayores temperaturas, lo que originará una mayor presión de demanda.
Aparte de los problemas históricos de mantenimiento de las centrales termoeléctricas está el problema de la escasez de diesel y fuel-oil, que son los combustibles necesarios para que estas infraestructuras funcionen. Las sanciones estadounidenses contra Pdvsa complican, además, la obtención de estos insumos.
Aguilar sostiene que si el apagón nacional de este 23 de enero se debió a la sobrecarga, el proceso de restablecimiento del suministro a los niveles previos al blackout puede tardar menos de un día, pero como existe un «apagón informativo» no se tiene conocimiento sobre la situación real del sistema.