El elemento de la crisis económica que más preocupa al presidente de la Confederación Venezolana de Industriales (Coindustria), Adán Celis Michelena, es la caída de la demanda, un fenómeno que tiene que ver con el empobrecimiento de la población, causado por la hiperinflación.
En ese contexto, el dirigente gremial sostiene que ningún sector se salva de la contracción del consumo y sus efectos perversos sobre las propias empresas y la sociedad en general. Por ello una de sus tareas prioritarias es dar la pelea para que las compañías que quedan en el sector manufacturero tengan un entorno adecuado para recuperarse, con respeto a los derechos económicos y, sobre todo, de la propiedad privada.
Banca y Negocios conversó con Celis a pocos días de su elección como presidente de Conindustria, una tarea para nada sencilla, porque le toca dirigir la representación gremial de un sector literalmente arrasado por la crisis, en el que han desaparecido más de 10.000 empresas en 20 años y, al menos, 65% de los industriales que sobreviven se dan un año de vida, si no cambian las actuales circunstancias.
ByN: -Quisiera comenzar por sus prioridades en esta etapa de Conindustria. En concreto, ¿qué se propone hacer para apoyar efectivamente a los industriales tan golpeados?
Adán Celis: -Hemos decidido trabajar en cinco ejes: el primero es la defensa de la institucionalidad de la propiedad privada y el libre emprendimiento, de los derechos humanos en lo que tiene que ver con la libertad económica, tanto en un escenario crítico y complejo como el actual, como en el caso de que se produzcan los cambios que esperamos ver pronto en Venezuela. Necesitamos un marco regulatorio que genere reglas claras de juego y confianza, que es la palabra mágica que produce recuperación.
«El segundo eje es la incorporación de la Pequeña y Mediana Industria, que juega un papel fundamental de la economía. Hasta ahora, Conindustria había sido un gremio de grandes y medianas empresas, pero ahora es indispensable ampliar la base hacia esos sectores pequeños, con lo cual tendremos un gremio mucho más fuerte y representativo de la realidad industrial», explica el empresario.
Más adelante, habla de incorporar más activamente a los gremios y empresas regionales. «Sabemos que la comunicación es difícil, por eso nosotros vamos a ir a los estados del país para incorporar a esos industriales a redes de defensa de sus derechos y de generación de estrategias y conocimiento útil», apunta quien fue presidente de la Cámara de Industriales del estado Carabobo.
«El cuarto eje es la Responsabilidad Social. Hoy el sector empresarial ocupa el tercer lugar entre las instituciones que generan más confianza en el país, como dice la reciente encuesta de Delphos; en consecuencia, tenemos que consolidar esa confianza, hacernos visibles para nuestras comunidades, no solo como empresas individuales, sino como gremios. Y el quinto eje es servir de conector de la unidad de los gremios en las regiones y a escala nacional. En la medida que estemos más unidos, seremos más fuertes y elevaremos nuestra capacidad no solo de resistir a un entorno muy negativo, sino de generar soluciones adaptativas más integrales».
– Usted hablaba de esta nueva imagen de confianza que generan los empresarios, y ese es realmente un cambio después de 20 años de una permanente campaña que refuerza esa percepción histórica del empresario como un acaparador y especulador. ¿Cuáles han sido, en su opinión, los cambios que explican esta nueva percepción?
– Es que esa imagen era -y es- equivocada y falsa. El empresario venezolano es, en su mayoría, tan socialmente responsable como las circunstancias lo permiten, y está comprometido con su país. Es más, los empresarios hoy en día concentran la esperanza del país, que se había desdibujado en unos planes sociales del gobierno que terminaron empobreciendo a la gente. ¿Sabes qué pasó? Que la gente hoy entiende que es el empresario quien produce empleo, que invierte para hacer productos, para crear condiciones de competitividad y crecimiento, generar valor a la sociedad. Nosotros somos fundamentales para que exista progreso, como los trabajadores. Con todo y la crisis, empleamos a cerca de 300.000 personas, que llevan a sus familias lo poco que pueden gracias a ese centro generador de valor que es la empresa.
– La médula de la crisis –
ByN: Hemos visto las cifras devastadoras que exhibe el sector industrial. Ahora bien, más allá de esos datos. ¿Qué es lo que más le preocupa del entorno económico, como empresario?
Adán Celis: – Sin duda, lo que más nos preocupa es la caída de la demanda, producto de la hiperinflación, el manejo desordenado del gasto público y de medidas extemporáneas, antiguas, llenas de una profunda irresponsabilidad, que han traído una descomposición absoluta de la demanda en el país.
– ¿Conindustria tiene data reciente de cuánto ha caído la demanda en el sector?
– Lo que puedo decir, para que se tenga una dimensión del problema, es que en nuestra más reciente encuesta de coyuntura industrial, las empresas están trabajando a un promedio de 18% de su capacidad instalada. No solo se han perdido 10.000 empresas, como tú apuntabas, sino que las empresas que quedan estaban trabajando con 82% de su capacidad cerrada en el primer trimestre. Y las últimas estimaciones que manejamos indican que el promedio de capacidad utilizada ha caído a menos de 15%. Esta es una situación muy grave, terrible. El PIB se ha contraído más de 45% en estos seis años, según el BCV. Eso nos pone ante retos muy complejos para sobrevivir.
– ¿Hay algunos sectores más afectados que otros?
– No se escapa ninguno, no hay nadie que se salve de esta realidad devastadora. Lo que está pasando con la industria automotriz es muy grave. Tenemos durísimos problemas de operación en todos los sectores, como el químico, empaques y metalmecánico, entre otros. Es terrible el problema de la caída de la demanda, y afecta transversalmente a todos los sectores.
Adán Celsis Michelana tiene experiencia en el sector industrial y en la banca. Es egresado con las licenciaturas de Gerencia y Banca y Finanzas de la Universidad Metropolitana de Caracas. Igualmente, obtuvo su MBA en el Thomas College.
Su padre, Adán Celis González, es otro histórico dirigente empresarial, que ejerció la presidencia de Fedecámaras entre 1983 y 1985, aparte de otros cargos de representación, como el de senador en el extinto Congreso Nacional.
– «No queremos proteccionismo, sino equidad» –
ByN: – En el momento en el que estamos hablando se ha iniciado un diálogo político, lo que supone para muchos la posibilidad cierta de un cambio de dirección política y económica. ¿No será ese cambio muy traumático y exigente para un sector industrial reducido a mínimos y con tantos problemas?
Adán Celis: – Somos optimistas por naturaleza, ese es nuestro sentir interno. Un empresario no puede ser negativo, porque, de lo contrario, no podría hacer un negocio. Somos conscientes de lo que está pasando, de los problemas que tenemos y los que vienen, pero seguimos apostando por el cambio, que se va a traducir en más inversiones, en la llegada de capital extranjero, generación de más empleo y menos precario, fabricación de más productos para los venezolanos. Lo que necesitamos es un marco legal transparente, que tengamos reglas adecuadas y conocidas por todos, que las instituciones funcionen con equidad
– ¿Qué lecciones cree usted que está dejando esta crisis a los empresarios y cuáles son los cambios que tienen que dar los empresarios en el plano de su cultura productiva?
– El empresario tiene que ir adaptándose a las nuevas realidades que van a venir tarde o temprano, y yo te puedo asegurar que, si hemos soportado 20 años de políticas completamente desacertadas, de persecución de empresarios, fiscalizaciones interminables, a un cuerpo de 130 leyes que van en contra de la producción de bienes y servicios, sin incentivos; si hemos sobrevivido a esto, estoy seguro que cuando lleguemos a una economía de mercado, moderna, nos vamos a poder adaptar.
«Sin embargo, la gran lección creo que está en la necesidad de valorar e integrar orgánicamente en la estructura de las empresas a la responsabilidad social, no solo con los propios trabajadores, sino con el entorno. Las empresas tienen que ser parte sustancial de la construcción de nuevas instituciones. Los empresarios tenemos que estar mucho más involucrados con la sociedad y la creación de valor compartido. Sin eso no hay mercado, ni sociedad política y económicamente sostenible».
– El punto es cómo adaptarse a un ajuste que traerá más competencia, más capital, más tecnología, si la industria venezolana está reducida, con graves rezagos tecnológicos, operando a mínimos. La pregunta es cómo cree usted que la manufactura, los empresarios que siguen en el país, van a hacerse competitivos a marcha forzada.
– Es cierto, después de 20 años de políticas anti sector privado, todo el empresariado está en posición de sobrevivencia. Es verdad que son muy pocas las empresas que han invertido en modernizar sistemas, porque, sencillamente, no generan recursos para reinvertir; de hecho, estamos hablando de más de 70% de los empresarios que no han hecho inversiones nuevas en tecnologías y de capital, por lo tanto sí requerimos políticas que nos apoyen. Eso sí, no pedimos proteccionismo, porque creemos realmente en el libre mercado, lo que sí pedimos es equidad, un marco de condiciones adecuado para competir desde nuestra realidad con productos extranjeros.
«Los industriales de Maracaibo trabajan seis horas al día, porque es lo que tienen de electricidad. Así no se puede competir con empresas que cuentan con energía permanente todo el año; los empresarios de Aragua tienen que pagar ´vacunas´ para poder trabajar, por lo tanto no pueden competir con empresas que funcionan en condiciones adecuadas de seguridad y protección de sus activos; o lidiar con la ineficiencia de nuestros puertos. Son muchos más factores. Queremos equidad para, a través de un proceso, llegar a las condiciones que tienen nuestros potenciales competidores de otros países, que cuentan con adecuadas infraestructuras, seguridad y leyes que respetan los derechos económicos, y sobre todo la propiedad».
– ¿Y cuánto tiempo cree usted que va a requerir la industria, en su escenario de cambio, para despegar?
– Eso depende de cada sector en particular. Pero, insisto en que no se trata de pedir proteccionismo. Te voy a voltear la pregunta: ¿Cuánto tiempo va a tardar el país para que tengamos las condiciones equivalentes a las de nuestros potenciales competidores? Nosotros confiamos en Venezuela y en los venezolanos ahora y cuando se establezcan los cambios que van a llegar. No tenemos miedo a competir, siempre que tengamos marcos legales y de participación justa en los mercados, concluye Adán Celis Michelena, presidente de Conindustria.