La Asamblea Nacional aprobará el reintegro de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), un antiguo mecanismo de defensa regional aprobado en los tiempos de la Guerra Fría que, bajo ciertas condiciones y solo bajo agresión armada, permitiría una intervención armada multinacional en Venezuela.
Venezuela había salido del TIAR o Tratado de Río cuando comenzaron los conflictos entre la administración del ex presidente Hugo Chávez y la Organización de Estados Americanos (OEA), que es el escenario donde se puede activar -algo que nunca ocurrió en más de 70 años- este convenio multilateral, cuya aplicación a la actual situación venezolana es interpretable, por no decir que dudosa.
En su cuenta de Twitter, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, que «vamos a avanzar en todos los terrenos de lucha. Tenemos el legítimo derecho de construir las capacidades y alianzas internacionales necesarias para proteger y defender al pueblo y nuestra soberanía. Cumplidos los pasos requeridos, la Asamblea Nacional aprobará el TIAR».
Debe aclararse que reinsertar a Venezuela a este mecanismo no implica una invitación a ejércitos extranjeros a entrar a Venezuela, ni siquiera la activación del protocolo previsto en el propio tratado; simplemente, significa que el país podrá recibir asistencia militar multinacional si otra fuerza foránea ocupa el país.
De hecho, el Tratado de Río ni siquiera fue activado durante la guerra de Las Malvinas, cuando la armada británica invadió un territorio reclamado por Argentina en 1982 y fue invocado por la dictadura militar para defenderse de la agresión; no obstante, Estados Unidos apoyó a Gran Bretaña y no hubo consenso.
Cuando se produjeron los atentados contra las Torres Gemelas del Trade World Center de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos hizo una activación del TIAR, aprobada por mayoría en la OEA, pero que tuvo un mero carácter simbólico.
Para que el TIAR opere hace falta un amplio consenso político en la región, que no se ve probable, pues todos los grupos de países e instituciones multilaterales que están tratando de mediar una salida para la emergencia humanitaria compleja que padece Venezuela favorecen una solución pacífica y negociada.
Además, hay que recordar una declaración reciente del enviado de Estados Unidos para atender la crisis venezolana, Eliott Abrams, según la cual no es a una orden de Guaidó que se movilizarían fuerzas estadounidenses, sino del presidente Donald Trump.
Como ocurría en tiempos de la Guerra Fría, cuando se suscribió el TIAR, ahora este instrumento podría servir de advertencia para Rusia y China en el contexto del enfrentamiento geopolítico en el que Venezuela es apenas una pieza en el tablero.