Para la oposición, el chavismo es responsable de que el intento de mediación del gobierno de Noruega fracasara, como lo confirmó el propio presidente de la AN y mandatario encargado, Juan Guaidó, quien señaló que no habrá más conversaciones «exploratorias».
Indican dirigentes de dos partidos del sector democrático a Banca y Negocios que las expectativas eran malas desde el principio, porque estaba claro que la administración de Nicolás Maduro no querría acordar un calendario electoral.
Uno de los dirigentes consultados señaló que la delegación chavista lo dejó claro desde el principio; no habría elecciones salvo las parlamentarias que la oposición espera que se convoquen «inconstitucionalmente en cualquier momento».
Hay que recordar que el mandatario Nicolás Maduro ya puso el tema en la agenda del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, al que incorporó al Alto Mando Militar.
Lo que planteó el chavismo fue ofrecer garantías para que la oposición participara en unas parlamentarias adelantadas, cosa que, por supuesto, fue rechazada de plano por la delegación de Guaidó. Las posiciones no se movieron, a pesar de que algunos comentaristas y líderes políticos dejaron colar que hubo algún tipo de avances.
Los dirigentes consultados indican que, salvo el hecho de las conversaciones mismas, no hubo avances, porque el chavismo no quiere relegitimar a ningún poder de los que controla ni acceder a desmontar la Asamblea Nacional Constituyente, cuya vigencia fue prolongada hasta finales de 2020, lo que deja palmariamente claro que su objetivo nunca fue redactar -o siquiera reformar- la Constitución de 1999, sino funcionar como un parlamento espejo del electo en 2015, con la ventaja adicional de tener una condición «supra constitucional».
¿Qué hará el chavismo ahora? En la oposición esperan que se incremente la campaña para culpabilizar a la oposición política por la crisis y el impacto creciente de las sanciones, incluso como mecanismo para preparar no solo un expediente político, sino penal. Asumen, de hecho, que todos los diputados del parlamento legítimo electo en 2015 están en peligro de ser detenidos y juzgados por supuestos delitos contra el estado.
«El chavismo se prepara para resistir a la cubana, supuestamente amparado en el respaldo de Rusia y China», dice uno de los dirigentes consultados por Banca y Negocios. «Resistir a la cubana» significa imponer nuevas restricciones de consumo a la población, mantener una campaña constante de victimización y activismo, obtener recursos por vías no formales y, sobre todo, incrementar la represión interna, indican las fuentes.
Dentro de la oposición hay diferencias sobre algunos puntos relacionados con el manejo de las conversaciones de Noruega; de hecho, en el entorno de los partidos que respaldan activamente a Guaidó hay posiciones que se inclinan a mantener el diálogo y buscar un marco más flexible, como por ejemplo aceptar unas eventuales elecciones sin «cese de la usurpación».
Sin embargo, la posición mayoritaria es seguir la ruta trazada, aunque en general se reconoce que el apoyo militar que se cree indispensable está ahora en inventario, por lo que se depende más de la presión foránea.
– Del otro lado –
En el chavismo tampoco creían mucho en el diálogo noruego. Un dirigente del PSUV, enterado de la situación, contó a Banca y Negocios que la mayoría del partido reconoce la crisis, pero no está dispuesta a negociar la salida del poder. Señala que la visión del diálogo con la oposición es buscar un mecanismo de «convivencia» pacífica.
Posiblemente surjan opciones a partir de países «neutrales», como México y quizás España, con el apoyo de Rusia y China, indica el dirigente, quien afirma que ni a Estados Unidos le conviene que la situación de Venezuela siga como va de manera indefinida.
El chavismo fue a Noruega básicamente a buscar reconocimiento internacional, no a acordar una vía electoral. Con el reconocimiento aspiraba a renegociar su situación externa, sobre todo la financiera, que es el tema más acuciante, pero la respuesta que recibió fue que, por ahora, la única salida que aceptan los países que lo confrontan es electoral.
Por lo pronto, el juego se volvió a trancar; pero en Venezuela nunca se sabe.