La propuesta hecha hace dos meses sigue sobre la mesa, pero aún no hay una concreción de los paros escalonados de trabajadores como lo anunció el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, el 1 de mayo ante miles de seguidores. Por ahora, la protesta sigue siendo el mejor recurso de la clase trabajadora para mantener caliente la calle en busca no solo de reivindicaciones laborales, sino del cese de la usurpación del presidente Nicolás Maduro.
José Elías Torres, máximo representante de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, participa en una y otra reunión. La grave situación del país lo moviliza junto a dirigentes de distintos sectores del país para presionar la salida del poder de Maduro, bajo cuya gestión se perdió el incentivo económico del trabajo.
La lucha ya no es solo por el contrato colectivo, el aumento salarial o la libertad sindical. El cese de la usurpación de Maduro en la presidencia de Venezuela es un elemento que se suma a las protestas de los trabajadores que también acompaña el resto de la ciudadanía, asegura.
La CTV mantendrá la presión en la calle para lograr el cambio a través de la protesta, a decir de Torres, secretario general encargado de la confederación tras la muerte de Manuel Cova en marzo de 2016.
Con mayor fuerza, diversos sectores laborales ocupan calles y avenidas del país desde 2018, cuando aumentó la conflictividad social producto de la hiperinflación y el colapso de los servicios públicos, que han socavado la calidad de vida del venezolano.
Para recuperar el sentido económico del trabajo y las condiciones de vida hay que cambiar el modelo que ha colocado a Venezuela con uno de los salarios más bajos del mundo y ello solo puede darse con un nuevo gobierno.
«Los frecuentes aumentos salarios no son la solución al problema, lo será el cambio de modelo de gobierno», dice convencido Torres.
—El presidente encargado, Juan Guaidó, anunció que acompañaría desde el 2 de mayo los paros escalonados de los trabajadores hasta lograr una huelga general. ¿Comenzaron los paros escalonados?
—No se han concretado aún, están en la mesa de negociaciones. De forma natural la gente está protestando sin que nadie los convoque. Hay sectores, los más grandes, que tenían una planificación de protestas desde la última semana de abril de protestas a partir del 2 de mayo.
—¿Qué sector saldría a hacerlo?
—Estaba planteado que salieran este 2 de mayo los trabajadores de la educación superior.
—Hasta ahora las protestas no han conducido a nada concreto, a ningún logro.
—A esta protesta hay que darle direccionalidad para que tenga algún resultado y más efectividad, es cuestión de supervivencia.
—De acuerdo con el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, durante el primer trimestre de 2019 se dieron 1.125 protestas laborales, equivalentes a 13 diarias. ¿Hay alguna intención de escalar la acción de protesta?
—Esperamos ir a una protesta permanente y radical en una fase superior. Estamos en fase de protesta continuada para llegar a la otra, por sectores, de 24 o 48 horas, la de los propios protagonistas y si se pueden parar o no, en ese caso podrán hacerlo salud o educación. Los empleados públicos están en revisión.
—La escasez de alimentos persiste y los venezolanos perciben un salario mínimo de poco más de 6 dólares mensuales, calculados a Bs 6.000 el dólar, 0,22 centavos al día.
—60% de la mano de obra activa gana salario mínimo. No queda otra que protestar. El régimen es inescrupuloso, es adicto al caos. Parece planificado y no buscan soluciones. En lo político intimidan a dirigentes sindicales y al sector productivo para mantener el control sobre la población. Es una planificación perversa.
—El gobierno busca compensar parte de la hiperinflación con bonos que otorga a través del carnet de la patria y el sector privado entrega distintas bonificaciones.
—La empresa privada da bonos de sobrevivencia y el gobierno da una limosna para humillar a la gente.
—La revolución bolivariana acabó con la razón de ser de los sindicatos. ¿Buscan reinventarse?
—Hemos estado conversando con otros sectores la manera de hacer sindicalismo.
—¿Cuáles?
—El sector universitario, con asociaciones de profesores. Pero no se puede hacer mucho si no sale el régimen. La estructura sindical debe achicarse, pero ampliarse en contactos en los movimientos de base. Estamos trabajando en eso.
—¿Se mantiene la polarización entre los afiliados a la CTV?
—No. Los problemas económicos son comunes a todos los trabajadores. No se ve ni se siente. Hoy la relación puede estar 1 a 4 en contra del gobierno.
—¿Cuál es la proporción entre sector público y privado?
—El público abarca casi 70%.
—¿Cuántos afiliados tiene la organización?
—El último registro hecho para las elecciones que fueron paralizadas por el Consejo Nacional Electoral arrojó más de 268.000 trabajadores, 35 federaciones nacionales y regionales y 370 sindicatos.
—¿Con cuántos trabajadores contaba la CTV en 2001, últimas elecciones y que ganó Carlos Ortega?
—En ese entonces había un millón de afiliados. Muchos se han desafiliado por la política de miedo del gobierno, la persecución de las autoridades y otros porque se han ido del país.
Torres, contador de profesión y quien ha hecho carrera sindical en Fetrabanca, confía en que el cambio de gobierno se dé en el marco de la Constitución y que una vez alcanzado el cese de la usurpación, lleguen las inversiones necesarias para comenzar a revertir la recesión económica en la que Venezuela está sumida desde hace cinco años.