El gobierno nacional nombró el pasado 4 de enero a Tareck El Aissami como vicepresidente de la República, con la intención de redireccionar el oficialismo, debido a la perdida de popularidad del presidente Nicolás Maduro en los últimos meses.
El nombramiento ocurrió luego de varias medidas políticas, con la idea de mantener el poder nacional y regional. La primera fue la solicitud de diálogo con la oposición, lo que frenó el proceso del referéndum revocatorio.
Posteriormente, el Consejo Nacional Electoral (CNE) retrasó las elecciones de gobernadores y alcaldes al no publicar el cronograma electoral, reseñó el portal Infobae.
El medio digital señala al ex gobernador de Aragua como un referente de la facción más radicalizada del chavismo, debido a que -según especialistas- Maduro no será candidato nuevamente.
El Aissami recibió además 14 atribuciones del mandatario nacional con las que podrá reasignar partidas presupuestarias, dictar expropiaciones y nombrar viceministros.
También está a cargo del denominado “comando nacional antigolpe”, que le permite investigar y privar de libertad a aquellos dirigentes que planeen un “golpe de Estado”.
“El Aissami ha ganado mucho poder en los últimos tres meses. Lo están preparando para una posible candidatura presidencial. Las elecciones pueden ser el año que viene, como dice la Constitución, o incluso este año si hay algún cambio político, lo que parece menos probable. Pero creo que el partido no permitirá que Maduro sea nuevamente candidato, porque terminó siendo un lastre, aunque domine cierto sector”, afirmó Domingo Alberto Sifontes, profesor de historia en la Universidad de Carabobo, consultado por el portal.
Por su parte, el politólogo Luis Salamanca asegura que la salida del mandatario estaba prevista para el año pasado, decisión del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Sin embargo, no forzarán la renuncia.
“No creo que el chavismo apueste ahora por un experimento tan arriesgado como la renuncia. Perdería más de lo que ganaría porque estremecería las bases del sistema político y desataría una lucha interna”, explicó Salamanca.
A su juicio, el retardo electoral sumado a la denuncia de fraude en la recolección de firmas del referéndum revocatorio son herramientas del oficialismo para debilitar la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y afianzar una dictadura, que podría ser dirigida por El Aissami.