Las Naciones Unidas han solicitado a los donantes 738 millones de dólares en 2019 para ayudar a los países suramericanos que están acogiendo a los refugiados y migrantes venezolanos que “no tienen perspectivas de regresar a corto y medio plazo” a su país.
Es la primera vez que la crisis se incluye en el llamamiento humanitario global de la ONU que para 2019 asciende a 21.900 millones de dólares sin contar lo destinado a Siria.
Más de tres millones de venezolanos han abandonado su país, la mayoría desde 2015, según las cifras de la Oficina de Coordinación de la Ayuda Humanitaria (OCHA, en sus siglas en inglés).
“Hay una crisis para la que, por primera vez, tenemos un plan de respuesta, que es ayudar a los países vecinos de Venezuela a lidiar con las consecuencias del alto número de venezolanos que están abandonando el país”, explicó Mark Lowcock, el responsable de la ayuda humanitaria de de la ONU.
La mayoría de los venezolanos se han instalado en 16 países latinoamericanos y caribeños, sobre todo en Colombia, Brasil, Ecuador y Perú.
OCHA anticipa que en 2019 el flujo de salida de venezolanos continúe. Además, “la vulnerabilidad de las personas que salen del país se ha acentuado en los últimos meses”, explican. “Muchos de ellos son mujeres embarazadas, madres solteras con niños, personas mayores y personas con problemas de salud y de desnutrición que requieren apoyo urgente”, añaden.
Más de tres millones de venezolanos han salido ya del país y en 2019, se estima que 3,6 millones de venezolanos necesitarán ayuda y protección “sin perspectiva de regresar a medio y corto plazo”.
Por eso, el documento señala que se requiere con urgencia “aumentar la ayuda humanitaria y el apoyo a los mecanismos de inclusión socioeconómica” para apoyar a los Gobiernos y para asegurar que las comunidades “sigan aceptando refugiados y migrantes en un ambiente seguro y de bienvenida”. Colombia, que acoge a más de un millón de venezolanos, “está soportando la mayor carga de todos”, dijo Lowcock.
Los fondos de la ONU ayudarán a 2,2 millones de refugiados y migrantes venezolanos y a medio millón de habitantes de las comunidades de acogida. El plan plantea cuatro objetivos estratégicos:
- Proporcionar a los refugiados y migrantes bienes y servicios de primera necesidad.
- Asegurar que los venezolanos están seguros, reduciendo la violencia sexual y de género, el tráfico de personas y la explotación laboral.
- Ayudar a integrarlos social, económica y culturalmente en las comunidades de acogida para reducir la “estigmatización, discriminación y reacciones xenófobas”.
- Fortalecer las instituciones de los Gobiernos de acogida para gestionar una respuesta regional y coordinada.
El plan se presentará oficialmente la semana que viene y estará liderado por la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Preguntado en rueda de prensa sobre si el Gobierno venezolano aceptará ayuda en el interior del país, Lowcock dijo que han acordado con el Gobierno que deben “fortalecer el trabajo colaborativo y el apoyo en el área de los servicios de la salud y nutrición” y detalló que hay “un acuerdo compartido en que más ayuda de la ONU en esas áreas sería muy útil para reducir el sufrimiento de la población dentro de Venezuela”.
El Fondo Central de Respuesta de Emergencia de la ONU ha destinado este año más de 9 millones de dólares para apoyar, dentro de Venezuela, proyectos de nutrición para niños menores de cinco años, mujeres embarazadas y madres lactantes, además de los servicios sanitarios.