El duro enfrentamiento entre el canciller chileno Roberto Ampuero y su homólogo venezolano, Jorge Arreaza, acaparó todas las miradas el lunes, 4 de junio, en el marco la Asamblea General de OEA en Washington. Mientras se debatía la situación de Venezuela, ambos representantes protagonizaron un fuerte cruce de palabras que reflejó que la actual relación entre ambos países es a lo menos tensa y compleja. Arreaza, de 45 años y uno de los rostros nuevos del chavismo, ha ocupado altísimos cargos en los gobiernos de Venezuela, tanto que fue Vicepresidente (2013-2016) y ministro de Ciencias de Hugo Chávez.
Desde Venezuela, el jefe de la diplomacia venezolana conversó vía telefónica con el periódico chileno La Tercera. Así, desestimó todo tipo de sanciones provenientes de la OEA, las que asegura, son producto del intervencionismo de EEUU: “Nuestro verdadero conflicto es directamente con la administración de Donald Trump. Lo demás nosotros tenemos que subestimarlo”.
¿Cuál es la posición de Venezuela respecto a la resolución adoptada el martes por la OEA?
Es una resolución que viola los principios fundamentales del derecho internacional. Tanto la Carta de la ONU como la Carta Interamericana de la OEA, mutilaron un principio fundamental, como es el derecho a la no intervención, que está presente a lo largo de estos documentos permanentemente. Pero, además, es una resolución de tipo intervencionista que pretende convocar a una Asamblea General para aplicar la Carta Democrática Interamericana y además procurando la suspensión de un Estado que ya decidió retirarse hace más de 13 meses. Una jugada muy extraña que solo puede provenir de la administración de Donald Trump, del imperialismo y que tiene gobiernos subordinados. Afortunadamente para los pueblos, como una buena lección, no lograron los votos necesarios y quedó neutralizada.
¿Qué hará ahora su gobierno porque se prevén nuevas y más duras sanciones de parte de la comunidad internacional contra Venezuela?
Estos gobiernos que se han agrupado contra Venezuela tienen un jefe, que es el dueño del circo. Nuestro verdadero conflicto es directamente con la administración de Donald Trump. Lo demás nosotros tenemos que subestimarlo. Y las medidas unilaterales desapegadas del derecho internacional que ya ha aplicado el gobierno de Trump le hacen daño a la economía venezolana. Es un bloqueo. Un bloqueo financiero, comercial y que incluso afecta la industria petrolera venezolana aunque lo nieguen. Hemos ido abriendo rutas con nuestros aliados, tanto de nuestra América como con China, Rusia, Turquía y la India, para romper el bloqueo. No le tememos a ninguna acción, solo respondemos a las acciones de nuestro pueblo. Los castigos y las sanciones no vienen desde afuera.
En la OEA usted protagonizó un duro intercambio de palabras con el canciller Roberto Ampuero. Además Chile se mantiene firme en dejar Caracas sin representación diplomática. ¿Se quebraron las relaciones con el gobierno chileno?
El gobierno de Sebastián Piñera quebró las relaciones con Venezuela. Las quiebra Sebastián Piñera incluso desde la campaña electoral, desconociendo las instituciones venezolanas y aportando para tratar de aislar a un gobierno hermano. Es una lástima, pero son gobiernos subordinados que están cumpliendo órdenes. Sobre el asunto con el canciller (Roberto) Ampuero, entablamos diálogo porque yo lo busqué en San José, le di mis contactos y no recibí los suyos de vuelta. La respuesta que yo le di en la OEA era a título de política de Estado, no era absolutamente nada personal contra él. Sin embargo, él respondió en términos personales, hizo una especie de efecto espejo. Los psiquiatras llaman a eso a las personas empiezan a describirse a sí mismos. Pero es muy cómodo poder sentarse en un foro y acusar a un gobierno de dictadura, de maltratar a su pueblo, mientras tienen puertas adentro problemas inmensos y malos tratos a su pueblo. Por eso es que existe el principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados, que nosotros respetamos hasta que somos agredidos y eso fue lo que ocurrió. Escuché un discurso del Presidente Piñera, defendiendo la independencia de Chile y que no era colonia, en ese caso estaba defendiendo al dictador (Augusto) Pinochet que estaba detenido en Londres. Pero el principio en sí mismo de defensa de la soberanía debemos mantenerlos todos y no subordinarnos ni seguir órdenes de ninguna capital imperial.
Y en lo práctico. ¿Qué significan estas relaciones quebradas para Venezuela?
Nosotros no hemos tomado ningún tipo de acción contra el gobierno de Chile. Ha sido el gobierno de Sebastián Piñera desde un principio. Creo que ante la salida por corrupción de Pedro Pablo Kuczynski (en Perú), el Presidente Piñera quiere ser el designado jefe por EEUU del Grupo de Lima y en consecuencia, actúa como actúa. Allá él, pero nosotros tenemos un gran amor por Chile, por el pueblo chileno, desde los pueblos originarios mapuches hasta la juventud chilena que le cuesta tanto acceder a la educación e incluso a la salud. Siempre hemos apoyado al pueblo chileno y siempre estaremos con Chile porque los amamos profundamente. Para nosotros no tiene absolutamente ningún impacto, porque seguiremos atendiendo a los chilenos en Venezuela. Mantenemos en Chile nuestra visión diplomática, al más alto nivel y ese tipo de medidas y sanciones diplomáticas no tienen ningún efecto en Venezuela. Lo que sí hay es un dolor, porque se supone que somos pueblos hermanos, gobiernos que deberíamos respetarnos y lo que hay es una agresión, un linchamiento contra Venezuela.
¿Quién comete ese “linchamiento”?
Son instrucciones de Washington. EEUU y Chile fueron los dos únicos voceros que se atrevieron a calificar como dictadura al gobierno democrático venezolano en la OEA, de manera que es una arremetida que está protagonizando Chile. Quizás el gobierno de Piñera está en una competencia con el del Presidente (Mauricio) Macri para liderar el Grupo de Lima, pero los efectos prácticos y las consecuencias de las sanciones son absolutamente nulas para nosotros.
¿Perdió Venezuela peso entre sus mayores aliados en la región con abstenciones como las de Ecuador y Nicaragua en la OEA?
Aquí estamos hablando que hubo 19 países que apoyaron la resolución y 15 que no. Ellos necesitaban 24 países para tener ese absurdo mandato de expulsar un país que ya se había ido de la OEA. Sabíamos de antemano que no lo iban a lograr. Tuvieron un voto menos que el año pasado. Los mismos votos que en febrero, y si se atrevieran a convocar a esa Asamblea Extraordinaria no se aprobaría la resolución por mayoría simple.
Pero en ese historial de votación Ecuador y Nicaragua, que históricamente han sido reconocidos aliados de Venezuela, ambos habían votado en contra, y ahora se abstuvieron…
Los gobiernos tienen distintas maneras de dar señales diplomáticas. Aquí lo importante es que tanto Nicaragua como Ecuador no apoyaron una resolución presentada por EEUU y sus subordinados a pesar de la inmensa presión que se ejerció.
En reiteradas oportunidades Caracas ha culpado al “intervencionismo estadounidense” por la situación económica que enfrenta Venezuela, provocando una crisis humanitaria y escasez. ¿Hace usted alguna autocrítica por la gestión del gobierno en estas materias?
No somos un gobierno perfecto y seguramente sin ningún tipo de ataque a la moneda y sin las sanciones contra nuestra economía la situación económica no sería ideal, pero sería estable. Lo que se ha generado por la presión económica contra Venezuela es imposibilitar que estabilicemos la moneda, la economía, el flujo de alimentos. Ahora no hay en Venezuela una crisis humanitaria, tenemos problemas pero esto es una operación económica, política, mediática, de agresión para justificar como lo han hecho con otras resoluciones. Nosotros no somos la República Dominicana del 65 ni somos Panamá del 89. Siempre vamos a responder por las vías diplomáticas, por las del diálogo y por de la política, pero si nos obligan a ir a otros escenarios responderemos.
Ecuador propuso realizar una consulta popular para refrendar la reelección de Nicolás Maduro o convocar a nuevas elecciones. ¿Se abriría su gobierno a esa opción?
En la propuesta de Ecuador hay un desconocimiento profundo de la Constitución venezolana. Acabamos de cerrar un ciclo electoral, elegimos alcaldes, gobernadores, consejo legislativo, Presidente de la República y vamos a tener dos años de tranquilidad política en el país para tomar grandes decisiones económicas. Esto es sencillamente negarse a que el pueblo de Venezuela tenga un gobierno soberano apoyado por las mayorías. Ahora el Presidente ha abierto otro proceso de diálogo con todos los actores políticos, sociales y culturales del país, y las decisiones que se tomen en esos foros, no serán por imposiciones internacionales.