La economía venezolana sigue sin mostrar signos de mejoría en los primeros cinco meses del año. La nación ya se encamina a cerrar en recesión por quinto período consecutivo y con una contracción del PIB que podría llegar al -20% a final de 2018.
Los propia AN y firmas financieras privadas ya advierten que en los últimos dos años, el PIB nominal reporta una caída estrepitosa de $ 140 mil 200 millones. El indicador se ubica este año en aproximadamente 90 millardos de dólares, cifra ínfima si se compara con los $ 380 millardos registrados en 2012.
El monto que sigue bajando con el paso del tiempo revela, según los economistas y expertos en la materia, que el aparato productivo nacional está “paralizado” y en terapia intensiva.
“Más de un tercio del PIB nominal se esfumó, desapareció. El 2018 será el quinto año consecutivo en recesión con un aderezo nefasto, la caída estrepitosa de la producción petrolera y la hiperinflación. El PIB de hoy es equivalente al que teníamos en 1950, la economía ha retrocedido drásticamente y está casi paralizada. Las cifras de los principales sectores fundamentales están en rojo: la manufactura, construcción, alimentos, agrícola refleja descensos que oscilan entre el 50% y 70% y eso es preocupante”, explicó el economista caraqueño, Carlos Maldonado.
Entre 2014 y 2018, los venezolanos perdieron más del 35% de los bienes y servicios a los cuales podían acceder en la economía. En esto también coincide el economista y diputado de la AN, José Guerra, quien aseguró en una rueda de prensa que “el Producto Interno Bruto (PIB) venezolano ha caído 25,1 %; es decir, un tercio de la economía está en destrucción. En 2017, la economía venezolana cayó en 13,2%, (porcentaje) superior a la del 2016 que fue de 12%”.
Para los economistas, la recesión, la hiperinflación y el descenso de la producción petrolera son un “cóctel explosivo” que desestabiliza la economía. La inyección de dinero circulante sin respaldo, la escasez de productos, la falta de divisas y su asignación a los privados le pasan factura a áreas claves y de mayor peso e importancia en el país: la manufactura, el comercio, la construcción y el agro.
Un factor que también ha jugado un papel fundamental en la contracción del PIB, desde hace dos años, es la caída del bombeo de crudo y cercano al millón de barriles diarios, lo que implica el recorte de los ingresos en divisas. Las pérdidas se calculan, a la fecha, en unos $ 5.000 millones, lo que desestabiliza el flujo de caja del país.
A menos barriles menos ingresos de “billetes verdes”. Firmas como Ecoanalítica apuntan que este año los ingresos petroleros rondarían por debajo de los 25.000 millones de dólares y buena parte de dichos recursos se emplearán para cancelar compromisos de deuda y pagos de intereses de bonos. Sólo en 2018, los pagos suman casi 10.000 millones.
El economista caraqueño Alexander Montero, aseguró que “una industria petrolera a media máquina golpea a todos los sectores productivos y de allí el desplome del PIB y que pueda llegar a -20 en diciembre. En 2012 estábamos importando $ 60 mil millones y en la actualidad la cifra difícilmente superará los 9.000 millones. Lo que se perfila es una mayor crisis en el corto plazo”.
Desde Fedecámaras el panorama que se perfila en los próximos meses es desalentador. Su presidente Carlos Larrazábal, apuntó recientemente que el sector manufacturero acumula una contracción sobre el 50%, en el sector comercial el derrumbe es del 60%, mientras que el sector construcción se encuentra prácticamente paralizado y con un retroceso del 90%. Pronosticó que en los próximos meses podrían cerrar más de 1.000 comercios por la falta de dólares y materia prima.
Los expertos concluyen y con razón, Venezuela no está en recesión, al contrario, en fase expansiva de depresión y con 18 trimestres seguidos de contracción de su PIB.